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Verso libre y prosa (incluido en el Libro del Habla de la Poesía y del Teatro )
30. Diyambo, charnela entre verso clásico y verso libre (sic) 12. Métrica acentual en el verso llamado libre 13. Métrica acentual en la prosa poética (¿y en la otra?) 28. Métricas acentual y silábica: ¿son tan diferentes? 186. Mas sobre el ritmo de la prosa 190. Diálogos de la vida real (con Ernesto Arias) 193. Ritmar al prosa, otra vez (con Ernesto Arias) 199. La prosa como verso. Modelo general. 203. La prosa como verso-II 204. La prosa como verso-III. Diálogo
DIYAMBO, CHARNELA ENTRE VERSO CLÁSICO y VERSO LIBRE (SIC)
El verso llamado libre no es tal ni puede serlo. La libertad, en verso y cualquier cosa, no es más que libertad frente a algo que oprime. En ese caso, cabe seguir el consejo de machadiano de “Verso libre, verso libre/ líbrate mejor del verso/ cuando (el verso) te esclavice”. La libertad en abstracto es un concepto carente de sentido ‒no de emoción, por supuesto, y bien sana que es esa emoción, Pero todo arte, y toda actividad humana necesita de orden, es decir, de limitación del caos (no importan ya, esperamos las concomitancias con ideologías totalitarias que puedan encontrase en estas líneas; las caídas, por el momento, de los fascismos y comunismos, permiten o deben permitir el decir estas cosas sin sonrojo y sin explicaciones (lo que por cierto, yo no estoy haciendo)).
Todo estilo, toda forma de hacer es un hacer con reglas de qué hacer y cómo hacer, o sea, de qué no hacer, y de cómo no hacer: limitaciones pues de esa libertad total que se esgrime cuando no se usa el seso (otra vez Machado: que embiste cuando se digna usar de la cabeza; basta). Véase el escrito hermano “Orden y desorden”.
Vamos pues a lo que importa: cuando se siente el verso clásico como demasiado rígido, como un corsé que oprime en exceso, se buscan nuevos modos de hacer, nuevas reglas. Una manera, muy anclada en los clásicos, e incluso ya iniciada por ellos, es descender desde el verso al pie, en busca de nueva referencia, constante o módulo unificador.
El pie al que nos referimos es el yambo, que aparece profusamente en heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos; respectivamente 4, 6 y 8 yambos, contando claro está con los silencios fin de verso (véanse escritos “Octosílabo, “Alejandrino” y “Endecasílabo”).
El carácter ‘par’ que estos números presentan nos sugiere tomar una unidad mayor, el par de yambos o diyambo, en el que uno de ellos predomina rítmicamente sobre el otro; una especie de compás musical de 4 por 8 o 6 por 8, según atribuyamos a la sílaba acentuada igual o doble duración que a la otra. Expresado como metro y como compás queda algo así como:
/ ta TÁN/ ta Tán / ta | TÁN ta Tán ta |
Varios metros, los más comunes, si exceptuamos el octosílabo, cumplen con esa especie de máximo común divisor métrico que es el diyambo: heptasílabo, endecasílabo y alejandrino pueden considerarse sus múltiplos, contando respectivamente con 2, 3 y 4 diyambos. Nótese también que pasamos de uno a otro añadiendo simplemente un diyambo más (sin cesura). Escribimos juntos los metros anteriores (* representa pausa que ocupa una sílaba):
_______________________________________________________________________
tipo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
_____ ______________________________________________________________________
hepta º O º 0 º O (º) *
endeca º O º 0 º O º 0 º O º *
alejan º O º 0 º O º * º O º 0 º O º *
_____ ______________________________________________________________________
La veda (es decir, la obligación de usar un único metro a lo largo de todo el poema) ya se abrió en los tiempos clásicos: la Lira y la Silva, alternaban con toda facilidad heptasílabos y endecasílabos, en unas estrofas llenas de armonía:
h Si de mi baja lira 2
e tanto pudiese el son, que en un momento 3
h aplacase la ira 2
h del animoso viento 2
e y la furia del mar y el movimiento, ... 3
Muestra una combinación de 12 = 2+3+2+2+3 diyambos en una estrofa conservada como tal a lo largo del poema. La silva:
h Hipogrifo violento 2
e que corriste parejas con el viento 3
h dónde, rayo sin llama, 2
e pájaro sin matiz, pez sin escama ... 3
alterna muy regularmente ambos metros, con algunos pareados en endecasílabos intercalados en la serie. Combinan pues 5 = 2+3 diyambos.
Ya se ve como estas audacias inauguraban ritmos variables, de combinación, lo que abría paso a otras libertades, las cuales sin embargo no llegaron, que sepamos, hasta tres siglos después. En esta época surge le llamado verso libre, el cual, cuando es verso, no es libre, como veíamos. Tomemos un verso casi al azar: “La calle destruida” de Pablo Neruda:
Por el hierro injuriado, por los ojos del yeso
pasa una lengua de años diferentes
del tiempo. Es una cola
de ásperas crines, unas manos de piedra llenas de ira,
y el color de las cosas enmudece, y estallan
las decisiones de la arquitectura,
un pie terrible ensucia los balcones:
con lentitud, con sombra acumulada,
con máscaras mordidas de invierno y lentitud,
se pasean los días de alta frente
entre casas sin luna.
A primera vista, y apresurada lectura esto es (el llamado) verso libre. Pero fácilmente se echa de ver la ordenación de esos versos de aparente longitud arbitraria mediante un esquema diyámbico que explica rítmicamente la estrofa; la cual queda así:
_____ _______________________________________________________________________
I tipo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
_____ ______________________________________________________________________
a Por el hie_rro_in-ju- ria- do, * por los o - jos del ye- - so *
e pa-sa_u-na len- gua de_a ños di - fe - ren- tes *
h del tiem-po_Es u- na co - la *
h+e?? de_ás-pe-ras cri- nes, u - nas * ma nos de pie dra lle nas dei ra, *
a yel co lor de las co sas * en mu de ce, yes ta llan *
e las de ci sio nes de laar qui tec tu ra, *
e un pie te rri bleen su cia los bal co nes: *
e con len ti tud, con som braa cu mu la da, *
a con más ca ras mor di das * dein vier noy len ti tud, * *
e se pa se an los dí ass deal ta fren te *
h en tre ca sas sin lu na. *
_______________________________________________________________________
Como se ve todo cuadra con la idea propuesta; hay una excepción en el cuarto verso, cuya estructura no se adapta en principio a lo anterior, pero que puede asimismo reducirse si se ejecuta como dos versos juntos, tetrasílabo + endecasílabo, con una cesura entre ellos favorecida por la coma. O bien heptasílabo + eneasílabo, versos emparentados en su carácter yámbico. Añadimos este metro yámbico (no diyámbico, pues tiene 3 yambos):
_____ ___________________________________________________________________
tipo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
_____ ___________________________________________________________________
tetra º O º 0 (º) *
hepta º O º 0 º O (º) *
endeca º O º 0 º O º 0 º O º *
alejan º O º 0 º O º * º O º 0 º O º *
_____ _________________________________________________________________
Y veamos cómo queda la estrofa anterior cuando se ajusta a estos modelos:
__ _______________________________________________________________________
tipo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
_____ ______________________________________________________________________
a Por el hie rroin ju ria do, * por los o jos del ye so *
e pa sau na len gua de_a ños di fe ren tes *
h del tiem poEs u na co la *
t + deás pe ras cri nes, *
e u nas ma nos de pie dra lle nas dei ra, *
a yel co lor de las co sas * en mu de ce, yes ta llan *
e las de ci sio nes de laar qui tec tu ra, *
e un pie te rri bleen su cia los bal co nes: *
e con len ti tud, con som braa cu mu la da, *
a con más ca ras mor di das * dein vier noy len ti tud, * *
e se pa se an los dí ass deal ta fren te *
h en tre ca sas sin lu na. *
_______________________________________________________________________
Recitado, suena bien y pensamos que así lo recitaría el poeta.
Un ejemplo más, de Cernuda (“El retraído”, cambio punto tras ‘vidrio’ por coma, porque nos parece que el último verso es el rhema del tema formado por todos los anteriores):
Como el niño jugando
con desechos de hombre,
un harapo brillante,
papel coloreado o pedazo de vidrio,
a los que su imaginación da vida mágica,
y goza, canta y sueña
a lo largo de días
que las horas no miden,
así con tus recuerdos.
Que ordenamos así:
_______________________________________________________________________
tipo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
_____ ______________________________________________________________________
h Co moel ni ño ju gan do *
h con de se chos de hom bre, *
h un ha ra po bri llan te, *
a pa- pel co- lo re a do * o pe da zo de vi - drio, *
? a los que su imagi‒‒‒‒‒‒‒‒na-ción da ‒vi‒da má‒gi‒ca,
h y go za, can tay sue ña *
a a lo lar go de dí as * que las ho ras no mi den, *
h a sí con tus re cuer dos. *
_______________________________________________________________________
Es decir, 5 heptasílabos, 2 alejandrinos, y un verso, el 5º, que no parece cuadrar con lo anterior.
Pero puede hacerse que lo haga si lo adaptamos a un alejandrino no tradicional (de ahí la posible modernidad): un alejandrino (marcado con a’) en el que la cesura divide una palabra: queda así:
_____ _______________________________________________________________________
tipo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
_____ ______________________________________________________________________
h Co moel ni ño ju gan do *
h con de se chos de hom bre, *
h un ha ra po bri llan te, *
a pa pel co lo re a do *
o pe da zo d vi drio, *
a’ a los que sui ma gi‒-i‒‒-i‒‒
-na ción da vi da má gi ca,
h y go za, can tay sue ña *
a a lo lar go de dí as *
que las ho ras no mi den, *
h a sí con tus re cuer dos. *
_______________________________________________________________________
Pese a su aspecto forzado en la escritura, en recitación puede hacerse casi natural, lo que en arte es necesario y suficiente.
MÉTRICA ACENTUAL EN EL VERSO LLAMADO LIBRE
A diferencia de la organización esencialmente silábica que hemos visto en toda la poesía culta occidental, digamos, clásica, (Dante, Petrarca, Shakespeare, Molière, Rubén Darío, Machado), en fin casi toda la poesía, existe (ha existido siempre) otra manera de ritmar la palabra: la vimos ( o veremos, según organicemos estos escritos informales) en "Métrica acentual en la prosa poética (¿y en la otra?)"; se veía entonces cómo se elegían algunas sílabas cada dos, tres o cuatro, que ocurrían regularmente, cada segundo por ejemplo, quedando así marcadas por esa periodicidad. Las intermedias se emitían entre esas marcadas, en principio equidistantes.
Considerando los intervalos entre esas marcas como compases musicales, tendríamos entonces una sucesión o cadena de compases 2 por 4, 3 por 4 o 4 por 4, todos de igual duración.
En contraste con lo anterior, la poesía silábica citada puede verse como una sucesión de compases idénticos, ya que hay siempre el mismo número de sílabas entre marca y marca (una en la métrica de tipo yambo o troqueo, dos en la dactílica o anapéstica, etc.). Esto es cierto hasta llegar al fin del verso, porque entonces ya sabemos que tras el último acento, en la pausa (de duración igual, ya lo hemos visto muchas veces) inter verso, pueden emitirse o ninguna, o una, o (en español) hasta dos sílabas suplementarias sin que la regularidad rítmica se rompa.
| | | | | | es me - jor a me- nu - do ru -gir * | | | | | | que_es -pe-rar dis- ci-pli-na-da-men-te la car-ne de las do-ce * | | | | | | más va -le ru - gir * | | | | | | más va-le_a-rru-gar * | | | | | | un po - co_el ai-re de la jau - la * | | | | | | co-mo_un pa pel de pe- rió- di- co_o - dio - so * | | | | | | el ai-re_e-se ro- sa - do * | | | | | | cul - pa-ble_al fin y_al ca - bo de nues-tra pe- re - za | | | | | | ca-da ma ña-na ay * | | | | | | ca-da ma ña-na | | | | | |
MÉTRICA ACENTUAL EN LA PROSA POÉTICA (¿Y EN LA OTRA?)
Abordamos aquí un tema nuevo (para nosotros se entiende), el del habla en prosa artística. Mientras el verso clásico, debido a su ritmo relativamente simple, ofrece un camino claro (otra cosa es el hacerlo bien atendiendo a los múltiples requerimientos del verso: ritmo, sintaxis, expresividad, articulación, etc.), la prosa en cambio nos ofrece la terrible libertad de caminar sin ataduras.
¿ Pero es esto así ?. No, vamos viendo que hay también una rítmica en la prosa, una rítmica menos regular, no repetitiva, pero ofreciéndonos puntos de apoyo para nuestra búsqueda de ese habla artística tantas veces ya citada en estos escritos.
Veamos algunas lecturas de textos conocidos, mostrando este modelo rítmico, que nos es otro que la llamada métrica acentual, empleada en las canciones infantiles de habla inglesa, en la poesía libre también inglesa, en la de otras lenguas, en la prosa con pretensiones artísticas y, quizá, en toda prosa.
Esta métrica acentual consiste en ordenar la recitación con respecto a una serie de marcas equidistantes, como los golpes de un tempo musical, más o menos una cada segundo.
| 1 seg | 1 seg | 1 seg | 1 seg | 1 seg | 1 seg | 1 seg | 1 seg | 1 seg | 1 seg | 1 seg |
Los acentos de las palabras principales se hacen coincidir en general con esa pauta rítmica, colocando entre ellas las demás sílabas del texto, usualmente menos destacadas (en general no acentuadas).
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vá - mos bus- cán-do los des - cuí - dos de
| | |
Diós. Ah, si yo tu- vié - ra tus
| | |
á - ños les di - rí - a_a
tó-dos que te_es- cu chá-ran.
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Probemos con Valle Inclán; "El yermo de las almas", narrador al principio:
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Ú - na ca - sa nué - va, con per-siá-nas
vér-des que cuél-gan por en- cí-ma
del bal - co - ná - je de hié - rro flo -
rí-do, pin- tá-do de_o-ro_y né-gro con un
lú - jo fu -ne- rá- rio, bár-ba-ro_y ca- ta- lán.
| | | |
Probemos el comienzo del Quijote:
| | | |
En ún lu gár de la Mán - cha
de cu - yo nóm - bre no quié - ro_a - cor -
dár -me * vi -ví - a no _ha
mú cho_un hi dal - go
Tras consultar el texto, que recordábamos mal, proponemos en cambio (revisar):
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En ún lu gár de la Mán - cha
de cu - yo nóm - bre no quié - ro_a - cor -
dár -me no_há mú-cho tiém-po que vi- ví-a_un
hi dal-go de los de lán-za_en as-ti- lle-ro, a- dar-ga
_an- ti-gua, ro-cín fláco y gál-go co-rre- dor.
| | | |
En la recitación de "Le roi se meurt" de Ionesco que hizo Rousillon en la Abadía; al principio, el guarda dice:
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* * Sa ma-jes-
té le roi Be - ran - ger Sa ma-jes-
té la reine Mar-gue- rit-te, sui -
vée de Ju - liet-te, sa femme de
chambre et infir-miè-re.
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De modo que ya se ve cómo esta manera de presentar un texto artístico conviene a multitud de textos, y puede ser tomada en principio, repetimos, en principio, como técnica general para el habla del teatro. Pero, naturalmente, esa equidistancia de acentos principales, puede realizarse de mil maneras, sin las cuales, rápidamente se cansaría el oído de tal periodicidad. No, al igual que en la música, y acaso mucho más, caben y se deben hacer cambios de tempo y pausas, estre esos períodos, o segmentos regulares. La cosa puede ser así, representando las distancias entre marcas rítmicas el tiempo entre ellas. | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | |
donde vemos cuatro segmentos con velocidades diferentes. Esos cambios de velocidad, sincronizados con diferentes divisiones dramáticas (obra, acto, episodio, escena, situación, cambio de personaje, intervención de personaje, suceso, gesto, etc) son de gran efectividad, dotando de variedad, impresión y verosimilitud a lo representado. Otras técnicas vocales y rítmicas complementarias son:
1. El uso de pausas, en relación quizá con gestos o acciones.
2. Cambio de timbre, debido al cambio de personaje, contexto, situación emocional, la pragmática en fin, de lo que se dice.
3. Cambio de intensidad, en similares circunstancias que las del punto anterior.
4. Realización de la métrica acentual citada entre varios personajes: conversaciones rítmicas con frases cortas alternadas, etc.
5. En general la creación de patrones o motivos rítmico-tímbricos cuya repetición enlaza las partes, las ritma, las conforma en todos superiores.
Sofistiquemos ahora el modelo. Como en toda sucesión se tiende a contrastar unos elementos contra los contiguos, Empezamos con el conjuro de Celestina, al final del acto III:Éste fragmento parece adaptarse a una jerarquía de marcas, de las que las pares son más importantes, y donde parece (todo está por el momento en grado de propuesta tentativa) que las frases que acaban en esa segunda marca, son más satisfactorias, más conclusivas.
1 | 5 | 5 * con - jú - ro - te trís - te plu - tón 2 | 5 | 5 se - ñór de la pro - fun - di - dád in - fer- nál se - ñór de la pro -fun- di- dád in - fer- nál 3 | 5 | 5 em - pe - ra - dór de la cór - te da - ñá - da 4 | 5 | 5 ca-pi-tán so - bér-bio de los con- de -ná- dos án-ge-les 5 | 5 | 5 se - ñor de los sul- fú-reos fué - gos que de los hir- vién-tes mon-tes má- nan ; go- ber- na- dor 6-7a | 5 | 5 y vee- dór de los a-tor-men-ta- dó-res de las con-de-ná-das á-ni-mas 6-7b | 5 | 5 y vee- dór de los tor- mén - tos y_a-tor-men-ta- dó-res de las con-de-ná-das á-ni-mas * re -gi- dór de las 8b | 5 | 5 tres fú - rias: te- sí- fo- ne, me- gé - ra y_a - léa 9-10a | 5 | 5 ad- mi- nis-tra- dór de tó - das las có-sas- né - gras del réi -no de_S tí - gia_y- dí-te 9b | 5 | 5 ad- mi- nis-tra- dór de tó - das las có-sas- né - gras del réi -no de_S tí - gia_y- dí-te 10a | 5 | 5 con tó - das sus la gú - nas y sóm-bras in-fer- ná-les y 11 | 5 | 5 li-ti-gió-so cá-os. man - te - ne - dór 12 | 5 | 5 de las vo-lán - tes ar- pí-as con tó - da la ó-tra 13 | 5 | 5 com-pa- ñí-a de_es -pan- tá - bles y pa-vo-ro-sas hi-dras 14 | 5 | 5 yó, ce - les- tí - na tu más co - no cí-da 15 | 5 | 5 cli- én - tu - la * te con - jú - ro por la vir- 16a | 5 | 5 -túd y fuér - za d e_és- tas her-mó-sas lé-tras; 16b | 5 | 5 -túd y fuér - za de és- tas her -mó -sas lé-tras; 17b-18a | 5 | 5 por la sán - gre de é - sa noc - tur -na á - ve con que_es-tán es-cri-tas 17b-18b | 5 | 5 por la sán - gre de é - sa noc -tur -na á - ve con que_es-tán es-cri-tasTodo esto nos recuerda, nos remite a una modelo métrico-rítmica del inglés que se origino en el MIT americano, el cual modelo se aplica a toda emisión hablada, prosa de cualquier tipo (véase a Lieberman, Selkirk, Pierrehumbert, etc).
MÉTRICAS ACENTUAL Y SILÁBICA: ¿SON TAN DIFERENTES?
En diversos escritos hemos contrapuesto las métricas silábicas, con versos de igual número de sílabas (hasta la última acentuada, cuidado), con la acentual, en la que, alrededor de una serie de marcas (generalmente acentos) se agrupan sílabas en número (no excesivamente) variable. Pero los interesantes sucesos que tiene lugar alrededor del acento final en la métrica silábica, esa tolerancia en cuántas sílabas de añaden dentro del silencio inter verso, nos proporciona el vínculo entre estas dos métricas usualmente contrapuestas. En la métrica acentual se da esa tolerancia en todas las marcas, no sólo en la última; es como si todas las marcas fueran la última de su verso, o como si todos los versos tuvieran una sola marca.
* * * * an - tón an - tón an - tón pi - ru - lé - ro ca - da cual ca - da cual que_a- tien da_a su jue - go y_el que no lo_a - tien da pa ga rá_u na pren - daEl último (por ahora) de los artificios para dar naturalidad, expresividad al verso, es el uso juicioso, controlado artístico ( se nota mi miedo a la anarquía pausal) de la pausa intra y extraversal.
Dentro del verso, en principio no hay pausas; es decir, no se pierde nunca sílaba, no se pierde comba: esto se reserva al fin de verso y a la cesura si la hay, como en el alejandrino. Pero el la adopción de marcas principales alejadas, por ejemplo, típicamente cada cuatro sílabas, permite el repartir las demás con una cierta libertad, al servicio de la sintaxis y (cuidado) expresividad.
musicalmente esto puede describirse como la ejecución de una ritmopea, o sea, el modo de ejecución de un ritmo básico. Esta ejecución permite un cierto efecto acordeón entre marca y marca, o sea, golpe básico de ritmo. Pueden acortarse algunas sílabas alargando las demás o insertando silencios que completan el compás, es decir, el espacio o intervalo temporal que cubre el ritmo o metro o esquema de marcas versal. Todo ello a juntar, a simultanear con la llamada agógica (agoge) es decir toda esa fluctuación del tempo que se nos ha revelado ( con todas las connotaciones de la palabra) como La herramienta expresiva por excelencia.
186. Mas sobre el ritmo de la prosa
190. Diálogos de la vida real (con Ernesto Arias)
193. Ritmar al prosa, otra vez (con Ernesto Arias)
199. La prosa como verso. Modelo general.
203. La prosa como verso-II
204. La prosa como verso-III. Diálogo
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