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La prosa como verso. Modelo general (incluido en Conversaciones con Concha )Consultado por mi amable visitante sobre la prosa, leemos unos fragmentos de Moratín, Benavente, Cervantes. Y describimos las etapas de muestro modelo de recitación de prosa, elaborado gradualmente en Prosa y verso libre; y, últimamente en varias páginas de mis Conversaciones con Ernesto Arias. Dice Concha al terminar ¿Y qué más? Meditamos y más tarde, al día siguiente, completamos ‒siempre por ahora‒ el modelo, el cual exponemos a continuación:
Modelo general de recitación de la prosa
Se realiza en tres etapas, que describen su elaboración temporal, práctica en un texto determinado: desde las partículas ‒sílabas, acentos,‒ a los párrafos.
Describimos aquí únicamente la organización rítmica; la entonativa puede verse en varias de estas paginas, desde el acento al párrafo.
Como idea de base adoptamos la estrategia de considerar el texto en prosa como verso, un verso, eso sí, liberalizado, fluido, libre. Como ‒el llamado, no sabemos si apropiadamente‒ verso libre.
Como ya veíamos en la citada Prosa y verso libre, se basa la recitación en la llamada métrica acentual, aquella que considera los acentos, algunos de ellos, como depositarios o creadores de la marca rítmica. En esta mátrica acentual las marcas rítmicas son equidistantes en el tiempo, como los golpes de un metrónomo aunque admiten variaciones graduales, como la llamada en música rubato, que reúne el accellerando, el rallentando, y una detención momentánea en el calderón o fermata.
Para fijar ideas (si bien es un valor real, en concreto el que usa Octavio Paz en sus recitales) , elegimos un intervalo entre marcas de un segundo. En el eje de tiempos aparecen estas marcas como golpes:
|| || || || || || || || || || ||
Consecuentemente elaboramos, configuramos, construimos en el texto sucesivamente pies, versos y estrofas, es decir, pseudopiés (Pp), pseuversos (Pv), pseudoestrofas (Pe).
Configuración del Pseudopié.
1. Se hacen coincidir los acentos prosódicos (con o sin tilde) de las palabras, SEP (si es posible) con las marcas rítmicas.
2. Elegir el acento de las palabras más significativas, SEP.
3. Si NEP (no es posible) elegir otras palabras. Si no hay ninguna en la vecindad elegir sílaba átona, de acuerdo con el punto 4.
4. Dejar 0, 1, 2, o 3 ‒no más‒, sílabas entre marca y marca.
5. Esto configura unos pseudopiés, Pp, de 0, 1, 2, 3, 4 sílabas.
6. También de 0 sílabas porque puede ser un pié vacío. Esto configura una pausa perceptible.
7. Las sílabas fuera de marca, no marcadas, pueden agruparse libremente, bien llenando el espacio entre marcas, bien acercándolas unas a otras, lo que también configura pausas más cortas, menos perceptibles.
8. Para todas las pausas se eligen circunstancias ‒sintácticas, expresivas, naturalistas‒- que las justifican..
9. Puesto que todas los pies son en principio diferentes, es exagerado hablar de pies. Podemos también hablar de centros de gravedad, basís o tésis, acompañados a ambos lados de sílabas no marcadas ‒arsis‒ tanto delante como detrás.
10. Es decir, se regula y encuadra todo el hablar natural.
Configuración del Pseudoverso.
1. Se eligen, con criterios sintácticos, expresivos, naturalistas, pseudoversos que comprendan de 2 a 4 marcas. Eventualmente pueden ser 1 sola o 5, pero ambas comienzan a pecar por extremas. Disponemos así de varios pp por pseudoverso.
2. El número medio de sílabas para la medida propuesta corresponde, tomando unas 3 sílabas por marca y pie correspondiente, de 6 a 12 sílabas, longitudes apropiadas para el verso, y, por lo tanto, también para el pseudoverso.
3. para marcar este nuevo nivel rítmico-métrico, se realiza una pausa diferente, haciendo la distancia temporal entre la última marca de un Pv y la primera del siguiente una mitad más que las usuales. Si contáramos un compás de 2 por 4 entre marcas, tendríamos uno de 3 por 4 al final.
4. Esta pausa rompe la posible monotonía de las anteriores, sugiera variedad y como un giro rápido y elegante al fin del Pv. Es la pausa que puede emplearse con éxito tras el hexámetro griego.
Así lo aplicábamos al parlamento de Don Quijote:
Oh, Dul-ci- -né- a del To- -bó-so Se- -ñó-ra de la_her-mo- -sú-ra Vuel- -ve tus en-can- -tá-dos o-jos a és-te tu ren- -dí-do ca-ba- -llé-ro que tan-tas des-ven -tu-ras por tí es-tá su- -fien-do
Configuración de la Pseudoestrofa
1. Según vimos al considerar el Tamaño de la estrofa, no convienen estrofas de eenos de 3 versos largos o cuatro cortos. Y no más de 8 largos o 10 cortos..
2. Aplicaremos este criterio (revalidado por muchos siglos de experiencia) a nuestras pseudoestrofas, teniendo en cuenta su longitud media.
3.Si tomamos una media de tres marcas por pverso, y tres sílabas por ppie, nos sale una pverso de unas 9 UTS, unidades temporales de una sílaba, que hacen unas 10 por pverso con la pausa. Es decir, que se trata de algo entre octosílabo y endecasílabo, lo que proporciona tamaños de estrofa apropiados: desde unas 3 o 4 pversos, pestrofa corta, hasta 8 o 9, larga o muy larga. Estas son los tamaños que la encapsulación conveniente de la información ha consagrado en la práctica, y es la que debe servirnos de guía para configurar nuestras pestrofas, como hacíamos para el romance.
3. Se trata de realizar una pausa mayor entre pseudoestrofas que entre pseudoversos, para establecer grupos mayores, del orden del párrafo. La duración y naturaleza de esta pausa no la hemos investigado todavía, pero simplemente su mayor duración basta para conseguir su percepción.
General
1. De todo lo anterior se deduce que concebimos la prosa como una generalización, liberalización ‒a nivel de pie, verso, estrofa‒ del verso.
2. O, paralelamente, que concebimos el verso como una rigorización, formalización, 'estrictación' del la prosa.
3. El llamado (¿bien?) verso libre se encuentra en posición inmediata (si no coincidente) con este modelo de prosa. Pues emplea también ppies, pversos y pestrofas.
4. Así recitan los actores y poetas, como F.F. Gómez, como el premio Nóbel mejicano, como el propio Juan Ramón Jiménez. Así o de manera parecida.
5. Es tan efectiva que aunque el lector de un texto según este modelo, atento a realizarlo, no comprende del todo qué está diciendo, el oyente, sin embargo, lo comprende muy bien: porque se le sirva adecuadamente, en la media apropiada. (lo hemos comprobado en varias instancias).
6. Esto arroja luz (y chispas) sobre lo formal versus lo psicológico ¿debe el canal anegarse en el agua que transporta o simplemente transportarla eficientemente?.
7. El ámbito de aplicación del modelo es, en principio, el literario: poesía, teatro. Aunque es de aplicación a la oratoria, a la locución en los noticiarios, tienen ya estos sus subestilos acuñados.
8. Pese a su aparente complejidad, debida a lo detallado de su descripción, el modelo se aplica, tras algo de práctica, de manera espontánea e inmediata sobre cualquier texto. Sólo hemos dilucidado lo que la práctica, con algo de expertise, realiza e intuitivamente.
9. Incluso los niños, el pueblo no educado especialmente, recae en este modelo de manera aproximada. Es la manera natural de hablar, formalizada y elevada a norma.. Nada más.
10. En al práctica parece más conveniente empezar el trabajo por arriba: configurar pestrofas, luego pverso, luego ppies. Se va dividiendo y organizando el trabajo de manera intuitiva.
11. Lo ofrecido ‒o propuesto‒ aquí es un modelo robusto de entonación de prosa que no excluye otros más sofisticados; únicamente conviene recordar que lo sutil es difícil de percibir por el conjunto de los oyentes ‒la gente‒ y que toda sutileza por lo tanto requiere comunidades homogéneas y formadas en un estilo.
Veamos y oigamos una aplicación de lo anterior en "He aquí el tinglado de la antigua...". Otro caso en Tempi del habla en Rodero.
Y continuemos con los flecos del tema en La prosa como verso-III_Diálogo.
Vuelta al Principio Última actualización: viernes, 18 de septiembre de 2015 Visitantes: