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La Escena.  (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

Nos referimos aquí a la unidad dramática, varias de las cuales constituyen el acto o jornada. Si queremos referirnos al lugar donde se representa teatro, vea Escenografia.

 Para nuestro segundo curso de Bogotá, hemos seleccionado y configurado unas cuantas escenas de verso dramático.

Pero, ¿qué es una escena?. Sepámoslo revisando esas y otras, y meditando sobre lo común a ellas.

Suele sobrevenir una nueva escena cuando cambian los personajes. O sea, mientras los personajes son los mismos, no hay nueva escena. Así lo definen también los diccionarios, constatamos después.

¿Basta esto?.

En Shakespeare ya encontramos dificultades: personajes entran y salen dentro de la misma escena. Esto quiere decir que en este dramaturgo la escena es una unidad dramática de más rango. Encontramos en un acto desde una a tres o cuatro escenas, mientras que en las obras que siguen la definición habitual puede haber más de veinte. Ahora bien, la entrada o salida de un personaje puede ser incluida en una misma escena; de esa manera se cuentan menos de ellas: esta es la solución intermedia que aparece en muchas obras, incluso del Siglo de Oro español. Así opera por ejemplo Schiller, donde una escena puede albergar de una a cuatro entradas y salidas, lo que podría en rigor ser una nueva escena.

Así que ya se ve que esto de la escena no está tan claro. Incluso hay obras en que no hay propiamente escenas sino una sucesión de entradas, salidas, parlamentos, diálogos  y monólogos que no admiten esa división tan clara. Lope, Calderon y Tirso  son claros en sus escenas, y esto puede ser una indicación de calidad y eficacia teatrales.

Desde el punto de vista de la trama y sintaxis dramáticas, una escena representa un intercambio entre personajes que debe ir de un sitio a otro: debe pasar algo, debe pasarles algo a sus personajes, de modo que ya no sean del todo los mismos. La escena sería así como una frase: "a alguien les pasa algo"

Otra manera de verla es considerarla un avance parcial: puesto que coexisten varias intrigas, personajes, situaciones, el dramaturgo debe linearizar ese discurrir, es decir, visitar una por una esas situaciones haciéndolas avanzar hacia el fin. son como las voces de una polifonía que adquieren periódicamente un cierto protagonismo. El tiempo supuesto simultáneo, el de la obra, ha de visitarse sucesivamente por lugares o contextos, de igual manera que. pata decir una frase que concebimos puntualmente, simultáneamente como una idea, ha de convertirse en una serie sucesiva, lineal de palabras que expresan la idea y frase. y lo mismo un párrafo que describe un suceso, debe convertir algo posiblemente simultáneo en un sucesión de frases que intentan transcribir sucesivamente aquella simultaneidad. Así una escena sería una frase de una narración que es la obra.

Cada escena es así un intercambio entre los personajes cuya suma es la obra.

Vea en este contexto, una teoría de la buena escena.

Hay una relación claro entre la escena y el Acto  o Jornada.. Si tomamos la escena como unidad de medida del movimiento de una obra, a igualdad de duración) podemos considerar obras movidas las que contengan unas 30 escenas mínimas (de las de personajes fijos) y estáticas las que contengan unas 10. Cifras estas a vuela pluma, que habrá que precisar atendiendo a la impresión que causan.

Por ejemplo, Don Gil de las Calzas verdes la recordamos como movida: contemos sus escenas: en el primer acto hay unas doce de esas escenitas. Esto ya produciría 36 en la obra completa.

En el el Sueño... de Shakespeare hay 47 entradas y salidas, aunque el autor cuenta sólo (ya lo dijimos arriba)  11 de sus grandes escenas. Figúrese el movimiento dentro de cada una (unas cuatro entradas y salidas como media).

La tempestad, que nos dejó menos recuerdo de movimiento cuenta sólo 7 de sus escenas, con solo 33 cambios.

De modo que sin quererlo hemos establecido una medida del movimiento de una obra: actos, escenas-grandes- cambios de personajes: 3 cifras que de manera general estiman  la sensación (tan importante= de movimiento, variedad de la obra. Naturalmente, a esta variedad se opone como elemento unificador de la obra la unidad, que restringiendo aquella, permite parlamentos más largos de cada personaje o grupo de personajes. Y aquí tenemos otra medida más: número de cambios de personaje en la obra.

La tétrada será representada así:

Acto, Escena-Cambios-Parlamentos: En siglas: A-E-C-P

Hay que recordar ahora la relación entre la escena descrita hasta ahora y la escena como lugar, como lugar que vemos, y en el que tienen lugar los acontecimientos de la escena dramática. Esto nos hace pensar que nuestra escena en una parte del drama en la no cambia la escena, es decir, la escenografía. Tiene pues unidad de lugar, una unidad que forma parte de la famosa Regla de las Tres Unidades.

También tiene otra unidad, la de tiempo, porque las escenas son como fragmentos cortados ‒en el tiempo‒ que se desarrollan sin pausas no intervalos supuestos (entre escenas diferentes sí puede haber ambos cambios). En cada escena parece, es como si el tiempo de la representación se confunde con el de lo representado: es como si estuviese ocurriendo a esa velocidad. (Nos viene a la memoria este tema tan profundamente tratado `por AGC). Para ilustrar ese hecho sencillo y y evidente ‒pero no obvio‒, es como si fuera un trozo de video conseguido sin levantar el dedo del botón de Record.

Esta particularidad, interesantísima de la escena, la de cumplir con la Regla descrita, la convierte en una división o parte del drama específica, esencial. Son las frases en la sintaxis teatral, las unidades fundamentales en el teatro.

En la música teatral, ópera y oratorio, se corresponde con unidades como el Aria, el Recitativo, la Obertura.

Entre escena y escena puede (no necesariamente) haber una pausa que se corresponde con el consecuente cambio (no siempre) de tiempo, lugar y acción (cambios que no atenten contra la gran unidad de la obra, especialmente la de acción (según apunta Goethe con gran clarividencia). Pero cuidado con las pausas, que pueden romper el ritmo y el dinamismo.

Y esto nos relaciona con el cine, claro, que hace sus películas enjaretando este tipo de fragmentos, las tomas, en el montaje. Por cierto que en esa etapa pueden conseguirse duraciones, proporciones y ritmos, mientras que en el teatro, en tiempo real, como ahora se dice en tecnología, hay que calcularlos y ponerlos antes, porque no hay montaje a posteriori. La tijera se aplica en la preparación de la obra, y allá sale, bien o mal.

 

Vuelta al Principio    Última actualización:   viernes, 18 de septiembre de 2015   Visitantes: contador de visitas