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Agustín García Calvo

Un importante encuentro, que cristalizaba una afinidad previa con el lenguaje.

Con independencia de su trayectoria en la política estudiantil, que no conocí en su momento salvo de oídas (ya teníamos de qué preocuparnos sobre el tema en aquellos años), algunas frases leídas en la prensa, como aquella de "el hablante es la puerta por la que la Lengua sale", o algo así, despertó un interés, el cual desembocó en la asistencia a sus Tertulias, clases o foros del tipo que debió inventarse, o al menos darse, en la Grecia antigua: tertulias itinerantes, en bares, cafeterías o pubs, donde Agustín proponía y los demás seguíamos el hilo, interviniendo a veces con mayor o menor fortuna, pero siempre con una libertad impensable en las aulas. Por esas tertulias pasaron algunas veces Chicho, su hermano Rafael, el escritor, el poeta Leopoldo María Panero, el pensador Savater...

De los temas recurrentes en Agustín, política anarquista, gramática, métrica, recitación, teatro, pensamiento sobre todo, a mí me interesaban todas, algo menos la primera. Apreciaba su libertad de pensamiento que planeaba miradas sorprendentes, aspectos insospechados, a veces me parecían exagerados, pero siempre interesantísimos.

Después se organizaron unos interesantes congresos sobre Lengua, siempre con su marchamo personal, a los que fueron invitados lingüistas, matemáticos y músicos de otros países y del nuestro. Allí estuvimos también, presentando comunicaciones.

En particular destaco las que tuve con Chicho Sánchez Ferlosio., que fueron Sobre escalas, números y temperamentos y En_busca_de_una_intervalica_musical subyacente en la prosodia. Chicho, músico y cantor, inventor, recitador, hombre libre y de educación exquisita, fue también un encuentro inolvidable. Cultivamos después su compañía en recitaciones poéticas y visitas a nuestro laboratorio para explicarme sus inventos.

Y más adelante la Escuela, la Escuela de Lengua y Artes del Lenguaje (éstas eran: Gramática, Matemáticas y Música), que debía dar cuerpo a toda la actividad anterior. Allí participamos, en un modesto y pintoresco entorno, durante tres años, hasta que acabó su vida (la Escuela).

Mi vinculación con Agustín despertó interés en el teatro de La Abadía de Madrid, adonde fui llamado para impartir clases de verso como apoyo a las del propio Agustín, durante otros tres años, más o menos. Mi interés en ese campo había partido de un cursillo sobre recitación poética impartida por él en el estudio de Rafael Salama, hombre de teatro, también vinculado a la Abadía; y después siguieron muchas otras actividades en ese campo, referenciadas en las paginas sobre recitación poética, generalmente vinculadas a Vicente Fuentes y luego a Jorge Saura, ambos profesores en ese centro por aquella época.

Por último, la tertulia en el Ateneo, a la que también hemos asistido unos años, siempre interviniendo y polemizando.

Mientras, se produjo una interesante colaboración, al transcribir nosotros las melopeyas o melodías compuestas por él para su comedia musical Bobomundo, publicada en su editorial, Lucina (una de las acepciones de Juno). En particular nos resultaron interesantes las transcripciones de las melopeyas.

Siguiendo –muy muy de lejos– su expertise en métrica griega y latina hemos abordado algo de métrica cuantitativa_griega, y proporcionamos aquí los textos de su Recitación de poesía antigua

Agustín García Calvo en uno de mis últimos maestros. Es también una persona ilustre, de esas sobre las que uno lee, mas no suele conocer. Como se ve, hemos tenido más suerte.

Mi filiación es, sin embargo, crítica y polémica: así se presenta en mi Apología de un disidente. Y se muestra en acción en unas cortas Conversaciones con Roberto & Co

 


Vuelta al Principio   Última actualización:  miércoles, 25 de enero de 2017    Visitantes: