Esta página está en construcción: perdonen los errores y temas inacabados.

This page is being developed: I am sorry for errors and unfinished subjects.

 

Recitación Griega  (incluido en Métrica cuantitativa griega)

(caracteres griego precisan la fuente SPIonic)

La dificultad que aporta el griego para su recitación es la métrica cuantitativa: tras silabizar, hay que distinguir entre largas y breves, ya que sólo  a partir de esa previa clasificación se puede llegar a encontrar los seis pies. Como se sabe (si no, vea la hoja fonética griega), en griego clásico había vocales largas y breves, y las sílabas que las contenían eran breves si contaban con una sola vocal breve que acababa la sílaba, y largas en caso contrario. El problema consistía y consiste en encontrar el límite de sílaba que permite aplicar la definición anterior (hexámetro dactílico). Para ello se considera que 

1. Todas las palabras de la línea se pronuncian en un flujo sin interrupción, separado del flujo de la línea siguiente por una corta pausa, que impide enlaces fonéticos entre ambas.

2. Toda sílaba empieza por una sola consonante –excepto en el caso ambivalente de muda con líquida –como nuestras silabas ‘pro’, ‘cla’–, o por vocal si no hay consonante, como en los casos de hiato o diéresis.

3. De los espíritus, se considera que el suave no interrumpe ese flujo y permite el enlace (sinalefa) con la letra anterior, mientras que el áspero sí lo hace y se comporta por ello como una consonante a efectos sonoros (como la ‘ain árabe), excepto que no puede cerrar sílaba (lo que sí ocurre en las lenguas semíticas). Sin embargo, se encuentran sílabas con un espíritu áspero interior a la sílaba en la escansión griega, de modo que incluso ese espíritu algunas veces desaparece o se integra en una sola sílaba de alguna manera.

4. Una consonante doble actúa fonéticamente como tal, de modo la sílaba anterior a ella es larga (caso de proi/+ayen, “pro-iap-sen”, breve-larga-larga)

5. La diéresis y los acentos rompen los diptongos y generan por lo tanto sílabas que comienzan por vocal. Esta regla es débil, es decir admite excepciones (como en español, por cierto).

Estas cinco reglas permiten encontrar y clasificar cuantitativamente la mayoría de las sílabas; el resto hay que encontrarlas una vez clasificadas las primeras, por eliminación de posibilidades.

Por ejemplo, en la línea 15 del canto 1 de la Ilíada (ver Apéndice),

xruse/w? a)na\ skh/ptrw?, kai\ li/sseto pa/ntaj )Axaiou/j

no hay más remedio que recitar el primer pie como // khru-seo-a// o // khru-se-oa//, es decir, hay que hacer la omega breve, y considerar ‘e’ u ‘o’ como las semivocales respectivas ‘i’ o ‘u’, al modo como decimos “hé-roe” en dos sílabas o “an-tea-yer” en tres. Deducimos así del propio texto nuevas reglas de escansión que rebasan o amplían la teoría métrica.

Como dificultad adicional se presenta el que mientras que unas vocales son siempre largas (h w) o breves (o e), el resto (a i u) se comportan como largas o breves. Un lector humano familiarizado con la lengua conocerá el valor de esas vocales en cada vocablo, pero la máquina no, salvo que cuente con un lexikon que incluya esa información, o que se escriba en el texto un signo adicional de ‘larga’ sobre aquellas vocales que lo son (recordemos que el acento circunflejo indica que la vocal que lo lleva en larga).

Además las reglas de acentuación a que aludíamos más arriba, proporcionan información sobre la cantidad de las sílabas, y por tanto, sobre muchas de las vocales que en ellas intervienen: por ejemplo, la aparición de acento agudo en la antepenúltima sílaba de una palabra indica que las última es breve, por lo que, si es sílaba abierta, acabadas en vocal, esa vocal debe ser breve; si era (o e), ya se sabía; pero si era (a i u), sabremos con certidumbre que era breve.

Por ejemplo, en )Agame/mnoni el acento agudo en la penúltima indica que la iota final es breve. Igualmente el circunflejo en penúltima implica última breve. Para las reglas de acentuación en griego, véanse por ejemplo García Calvo, TMV.I, nº 552, y el portal Mastronarde, 2001.

Nuestro intento es conseguir la ordenación del metro sin acudir al lexikon, costoso de construir y mantener. Que ello es posible lo muestran las escansiones efectuadas más arriba: por ejemplo, en Il.A.3;1.1 (libro, canto, línea, pie, sílaba), la vocal alfa es larga pues la sílaba que la contiene ocupa toda la arsis del pie; por igual razón lo es la alfa se la sílaba ta\ en Il.A.6;2.2. En cambio, la primera alfa de )Axaioi=j es breve porque en Il.A.2;3.3 ocupa la segunda sílaba de la arsis del dáctilo.

REALIZACIÓN SONORA (Humana y Maquinal)

Lo anterior supone que, conservando el ritmo de seis golpes más o menos equidistantes, entre las marcas rítmicas (principios del dáctilo acentual) hay dos o una sílabas, lo que entraña que las dos se digan rápido y la una lenta, para conservar esa equidistancia. Serán necesarios tests en ambas lenguas para determinar, para cada una, la adecuada proporción cuantitativa entre largas y breves.

       A fin de verso se incluirá una pausa, que en principio cifraremos en medio pie. Las cesuras y diéresis se realizarán con una corta pausa (por ejemplo de media breve).

       La entonación ha de realizar la sintaxis del texto traducido --complicada-- así como todas los giros y énfasis necesarios para contar una historia con interés y emoción, para prender al oyente. Esta poesía épica parece que requiere un talante intermedio entre la lírica --intimista, meditativa, sin personajes, sin contexto-- y el teatro --con todo lo opuesto. En efecto, es un poema, pero descriptivo, con cuasí-personajes en diálogo mas un narrador: es una historia para contar. El resultado de esa recitación es bello sin ser forzado, interesa y seduce.

       El recitado automático tiene que renunciar a muchos de esos efectos, pero puede conservar los suficientes para presentar el hexámetro al lector humano, de modo que éste pueda dotar a esa recitación sobria de la expresividad que desee asignar al texto. La entonación básica aplicada, derivada de la puntuación del texto, será obtenida aplicando el modelo de Entaxis (Sánchez y Caramés, 1998). En el apéndice 2 se muestra un gráfico con una muestra de esa entonación.

       Versi2000 ya pronunciaba el verso español (Sánchez, 2000) , de modo que en este caso sólo se trata de atribuir cantidades a las sílabas según su posición en el pie. asimismo se han hecho sonar automáticamente textos semíticos –fenicio, ugarítico (Sánchez, 1999-2002) .

       El griego no presenta dificultades en cuanto a los alófonos-sonidos a emplear porque la mayoría son comunes a la fonética española, excepto quizá la dzeta, que se compondría con dos sonidos [ d  s] y la upsilon cuando se pronuncia como [ü] francesa, pero ello no es necesario en Homero, donde se le atribuye el sonido [u] español.

        Como decíamos, la determinación de los límites de sílaba no es indispensable para contar sílabas, son  los centros o cimas silábicas, siempre vocales lo más abiertas que sea posible (a, e, o)  y/o acentuadas; y de hecho la sílaba rítmica comienza sonoramente en la subida brusca de la sonoridad, o sea en la vocal, como si se tratara de una nota musical, y las duraciones se establecen perceptivamente entre esas subidas. Es decir, la sílaba rítmica comienza en la cima vocálica, no en la consonante anterior a esa subida[8]. Esto determinará el reparto temporal de los alófonos en la recitación automática. Sin embargo el caso de las anceps obligará a asignar cantidades diferentes según la decisión tomada.

       Un interesante aspecto de esta aplicación sonora será la realización de los acentos griegos, tan difíciles de entonar para el lector moderno, para lo cual habrá que determinarse su cuantía y orientación --subida y bajada. En caso de que se considere que el acento grave es realmente uno agudo que ha sido dominado por otro en una unidad sintáctica, se realizaría como agudo de menos amplitud (por ejemplo de cuatro en vez de siete semitonos) o incluso sin elevación tónica en absoluto.

       Los acentos españoles son agudos, es decir, el tono sube durante la pronunciación de la vocal que lo porta (lo que por cierto da paradójicamente lugar a que la vocal o consonante sonora que sigue tenga un tono mayor que esa vocal acentuada). Caben dos tipos de acento: el dominante o normal, que realizaremos con un intervalo tonal mayor que el dominado (5 semitonos contra 3, por ejemplo); este acento dominado aparece en alguno de los lexemas que componen un epíteto compuesto --que en el texto español aparece con guiones entre eses lexemas constituyentes--, en las palabras largas, especialmente los adverbios acabados en “mente”, y en otros casos encontrados empíricamente, como el del verbo teóricamente tónico “es” y las partículas teóricamente átonas “porque”, “cuando”, “desde” etc.

 


Vuelta al Principio    Última actualización:  domingo, 06 de septiembre de 2015    Visitantes: contador de visitas