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Coplas de pie quebrado (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

Esta métrica era corriente en la época en que se escribió Don Duardos, como lo muestran obras de contemporáneos como Juan del Encina, Lucas Hernández y Torres Naharro. En la lírica el ejemplo paradigmático son las Coplas a la Muerte de su Padre de Jorge Manrique.

En Don Duardos, la métrica dominante es una serie de parejas de estrofillas básicas:

octosílabo-octosílabo-tetrasílabo-octosílabo-octosílabo-tetrasílabo
que podemos describir como series de sextillas de octosílabos con un tetrasílabo cada 3, en rima diferente para cada tercerilla, emparejadas (de dos en dos) lo que codificamos como:
n (2 (abc4))
Son sextillas con pie quebrado en 3 y 6. El texto entregado de la obra citada dice que son dobles sextillas, pero no sabemos por qué, ya que las rimas cambian, todas, de una a otra. No hay pues ninguna marca rítmica ni mímica que las asocie de dos en dos. Quizá haya una organización sintáctica que apunte a esa doble estrofa, pero la sintaxis puede encabalgar versos y estrofas; nosotros organizaremos por sextillas simples o distintas que son las que la métrica y la rima nos indican sin duda alguna.
 
El tetrasílabo es un verso muy corto que no permite variedades:
 tipo        1            2            3            4            5            6            7            8
_____    _____________________________________________
 1             0            º             O           º            *       Trocaico
Cuadro 1. Un solo tipo de tetrasílabo.

Pero hay una variedad, nueva para nosotros en estos estudios, pero antigua, primitiva en aquellos tiempos de establecimiento de la métrica castellana. Es el uso de anacrusa, recurso musical que mantiene el ritmo aunque no el cómputo silábico. En efecto se hace preceder el inmutable esquema rítmico de una sílaba antes de la primera sílaba marcada, la del primer troqueo. Ello permite incluso una variedad desplazando esa sílaba a la primera, un cambio rítmico no encontrado en la obra, donde sólo encontramos la variedad 2.

tipo        0            1            2            3            4            5            6            7            8
_____    _____________________________________________
1                           0            º             O           º            *       Trocaico
2             º             0            º             O           º            *       Yámbico
3             0             º            º             O           º            *       Dactílico
Cuadro 2. Dos tipos de pie quebrado.

La anacrusa, claro, se sitúa en el tiempo de la pausa interversal. Y puede elegirse junto a la primera marcada del pie quebrado, la 10  ‒opción quizá mejor (sobre todo si forma palabra con la sílaba siguiente) pero más difícil‒, junto a la última del octosílabo anterior ‒más fácil‒, que acaba en aguda y acoge la sílaba móvil para formar un octosílabo llano, e incluso en alguna parte intermedia. La elección ha de establecerse en la práctica de una larga serie de estas estrofas. O bien será quizá preferible la alternancia de esas soluciones; la práctica decidirá.

Recibe este desplazamiento de una sílaba desde un verso a otro el nombre de compensación.

  1     2     3     4     5     6     7     8     9  |  10    11    12   13   14    15
  lo  que   no   de-véis  ne- gar,\ que  *   vues-so_es-ta - do     *       *
  lo  que   no   de-véis  ne- gar,\  *  que  vues-so_es-ta - do     *       *
quien quie - ra    que vos  se - ais    * ¿por - qué  se -  ñor? *      *       *
quien quie - ra    que vos  se - ais ¿por ‒- - qué   se -  ñor? *      *       *
Cuadro 3. Dos tipos de compensación.

Nótese que en ambos casos, y en cualquiera intermedio, el tetrasílabo comienza en la sílaba 10, es la sílaba anterior, 'que', la cambiante o móvil.

Hemos encontrado similares libertades versales en el inglés Chaucer, más o menos contemporáneo de Gil Vicente: su solución consiste en suprimir a veces la primera sílaba de alguno de una serie de endecasílabos, esa primera sílaba de naturaleza anacrúsica en un patrón yámbico. Parece que la época se regía `por la rítmica, no por la perceptiva (guía peligrosa, porque desvirtúa de la experiencia y desconecta de lo vivo; en todos los órdenes). Poco después en Shakespeare no aparece tal práctica, cumpliéndose, como en el contemporáneo siglo de oro. un riguroso isosilabismo endecasílábico.

Tales libertades a principio de verso se han mantenido en cambio a su fin, con una indiferente mezcla de finales agudos y llanos en inglés y español, e incluso esdrújulos en español, si se mantiene la 10ª silaba acentuada.

Todos las sextinas citadas casan muy bien con patrón trocaico en cuatro tipos:
 
TA-ta-TA-ta-TA-ta-TA-ta-                A
TA-ta-TA-ta-TA-ta-TA-ta-
TA-ta-TA-ta-
TA-ta-TA-ta-TA-ta-TA-ta-                B
TA-ta-TA-ta-TA-ta-TA-
-ta -\ TA-ta-TA-ta-                                    
TA-ta-TA-ta-TA-ta-TA-ta-                 C
TA-ta-TA-ta-TA-ta-TA-ta
a-TA-ta-TA-ta-
TA-ta-TA-ta-TA-ta-TA-ta-                 D
TA-ta-TA-ta-TA-ta-TA-ta-\ ta
-Ta-ta-TA-ta-

Todos pueden reducirse al patrón básico A mediante una especie de sinafia que lleva la sílaba sobrante, anacrúsica, a llenar la última del verso anterior, en la llamada compensación; caso siempre posible ‒en los casos vistos hasta ahora‒ porque la última (la 8ª) del verso anterior esta libre por ser palabra aguda, o bien, si es llana, acaba, y la anacrúsica empieza, por vocal, admitiendo sinalefa (¿sinafia?) en esa octava sílaba del octosílabo. Llamaremos a esos casos, 2 y 3, siendo el 1 el normal.

Prácticamente la totalidad de los versos en Don Duardos y otras obras de la época pueden organizarse así, lo que nos induce a creer que así se oía y decía. Eran tiempos en se estaba inventando una manera de versificar, y donde por lo tanto había soluciones  que no siempre se mantuvieron. En particular el pie quebrado es raro en el Siglo de Oro.

Es la obra citada el portugués está presente, en los explicativos de la acción (didascalias) y en vocablos varios. Quizá este portuguesismo subyacente en el texto sea el causante de algunos versos de cómputo irregular que no hemos podido regularizar con nuestras compensaciones entre versos contiguos.

Esa situación, que hemos visto idéntica en los autores antes citados, sugiere que el tetrasílabo y su octosílabo anterior están ligados por un parentesco métrico alto, casi como si formaran una sola línea (con cesura). Es eso recuerda la estrofa sáfica griega y latina, que acaba igualmente en un verso más corto (cataléctico).

El verso corto quebrado es una solución que introduce variedad en una larga serie de octosílabos. Su número y situación conforman multitud de estrofas. Su interés para nosotros reside en que se trata de una solución exclusivamente rítmica, no depende de la rima, como harían estrofas posteriores. Esa ritmicidad potente, sin duda comprendida por todos, permitiría las libertades de compensar que hemos visto antes.

La compensación mantiene el ritmo; pero cuando deja este de percibirse se escribe un pie quebrado arrítmico al introducir pentasílabos incompensables, es decir, precedidos de octosílabos no agudos o que no permiten sinalefa-sinafia.

 Esto es lo que ocurre al llegar el Siglo de Oro, y sigue más tarde,  El pie quebrado en una solución muy usada antes de esa época y casi desaparece con él. Pasa de constituir casi todo el texto de una obra en el siglo alrededor de 1500 a sólo apariciones esporádicas alrededor de 1600. ¿Tuvo que ver con ello el advenimiento triunfal del endecasílabo italiano, que constituye obras completas en el Cervantes dramático?. Quede la respuesta para mejores plumas.

La media sextina, germen o célula de esta estrofa admite una elegante medida colectiva, en 24 partes o espacios de sílaba, divididos por verso como 9 + 9 + 6, una combinación rítmicamente cómoda y eufónica. También es elegante la asignación de una sílaba más de pausa al tetrasílabo final, lo que consagra esta terceta o tercerilla como pequeña estrofa, como célula estrófica más bien.

1     2     3    4     5     6     7     8     9 |  10   11   12    13   14    15   16    17    18  | 19   20     21    22   23  24
Y   los  dio-ses   in - mor- ta - les   *     os  den  glo - ria  nes- te  mun - do   *    y_en  el     cie  -  lo   *    *
Ven-go  se -ñor  a    pe -  dir   *     *     lo  que  no    de -véis  ne- gar,\ que   *   vues-so_es-ta -   do   *    *
Cuadro 4. La terceta  o  media sextina, medida en 24 partes.

El 'que' puede ir al puesto 18. Hay rima y sintaxis. Es preferible.

Oiga este ritmo, con algunas de las variedades vistas, aquí.

.La pasusa entre sextillas (dos tercerillas), o entre dobles sextillas (cuatro tercerillas) reclama más tiempo para que sea percibida como evento de más lato nivel métrico.

Proponemos como pausa estrófica la necesaria para llenar un octosílabo completando el tetrasílabo: esto queda:

1     2     3     4     5      6     7      8     9 |  10   11   12    13   14    15   16    17    18  | 19    20     21    22   23  24
Ven-go  se -ñor   a      pe - dir    *     *     lo  que  no    de - véis  ne- gar,\que   *   vues-so_es- ta - do    *     *
es   por  la  ver-dad   mo - rir     *     *    y     la   ver- dad  con- ser-var   *      *
con cui -da -do    *      *     *       *     * |
Cuadro 4. La terceta  o  media sextina, medida en 24 partes.
 

Esta medida de pausa es muy fácil si mentalmente (al principio, claro), repetimos el tetrasílabo

1     2     3     4      5      6     7       8     9 |   10   11   12    13   14    15   16    17    18  | 19    20     21    22   23  24
es   por  la   ver- dad   mo- rir     *     *      y     la   ver- dad con- ser-var    *      *
con cui -da -do   (con  cui - da -  do )   * |
Cuadro 4. La terceta  o  media sextina, medida en 24 partes.
 

También puede concebirse como compás de cuatro partes, divididas en 6, lo que acentúa el carácter dactílico de los octosílabos. La última parte debe ser siempre trocaica, lo que alterna binario y ternario, como hace la Seguiriya. Puede medirse con la mano como un compasillo de cuatro partes en el que cada una de ellas es un compás de 6 por 8, dos partes de corcheas cada uno

24_ ___\ _ eee _eee__ ee7  \ _ eee _ eee_ ee7_\_ eee_ e7 7_\
Una tercerilla de pie quebrado en compás de 24. Se marcan los versos con \.  7 es silencio de corchea

La combinación octo-octo-tetra(sílabo) permite variedad en los primeros, dactílicos o trocaicos (con sus subvariedades) pero no el rígido verso final, pese a sus sinafias, que adviene periódicamente como un aldabonazo. Resulta esta estrofa por lo tanto algo ‒o bastante‒ estática o musical, para el oído moderno, que tanto ha trasegado desde entonces.

Y vea aquí algunos indicios sobre Silabeo en la métrica preaúrea.

 


Vuelta al Principio  Última actualización:  viernes, 18 de septiembre de 2015  Visitantes: contador de visitas