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Texto teatral: hablar de lo que pasa... (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

En el texto de la obra teatral, el drama, con frecuencia encontramos texto en el que se cuenta cosas que han pasado. Esto es fundamental en la propia estructura de la obra, pero su función es desde este punto de vista sólo un pretexto, un artificio (dentro del gran Artificio) para que el espectador se entere de situaciones, acciones previas, contexto en fin del drama.

Y son sucesos pertenecientes al drama al ser contados en él. Queremos decir que lo que se cuenta puede y suele, ser continuado en la acción misma, la que se ve y oye.

Ahora bien, no sólo es un artificio informativo este texto 'que cuenta'. No, tiene virtudes propias: en primer lugar lo cuenta un personaje a otro u otros personajes. Por lo tanto, la narración estará teñida del mudo del personaje que lo cuenta, con sus 'qué's, sus 'por qué's y sus 'para qué's. Además al ser contado a otro u otros, el efecto (buscado o no por el narrador), depende se los mundos de ese o esos personajes.

Es decir, la narración en escena es un suceso teatral múltiple: introduce acciones ocultas, asitimos a esa introducción con su bies del narrador, y a la reacciones de los oyentes. todos personajes, todos activos en el drama.

Además, mientras que la acción tiene que tener una duración verosímil, la narración en cambio puede durar todo lo que se quiera, mezclándose con las acciones de los personajes que intervienen en ella. Puede pues estirarse y enfatizarse todo lo que se desee.

El recurso no es nuevo, sino muy anclado en la tradición del teatro: en la tragedia griega estaba establecido el mensajero como personaje tipificado, importante, que llegaba de lejos y contaba, en largos parlamentos, sucesos luctuosos, como la ceguera de Edipo o el despedazamiento de Cadmo.

Por otra parte estos fragmentos que cuentan son indispensables cuando lo contado es impracticable, o casi, en escena. Imagínese representar el diluvio universal, Hiroshima, o la Guerra de los Mundos en el teatro. No, es mejor contarlo y conseguir la imaginación del espectador (siempre metáfora, siempre rodeo para llegar a lo que se dice). Otras artes pueden contarlo mediante imagen directa como el cine y (si la incluimos como arte) la televisión. Por lo tanto una opción es incorporarlos en una espacie de teatro mixto, total o rico. pero hay quien opina que estas incursiones desvirtúan lo específico del teatro, lo difuminan y en último extremo lo debilita, porque nunca van a hacerlo tan bien como los dueños del recurso.

Algo parecido puede decirse de la intervención de un narrador o voz en off, al modo de la novela. Y similar crítica podría hacerse a este recurso. Las ocasionales discursos al espectador, son otra cosa, un teatro que desborda sus límites, un guiño, como esas representaciones que desbordan sus límites, como trampantojos.

De modo que estos fragmentos en lo que un personaje habla de lo que pasó, pasa o pasará, devienen por todas las razones apuntadas un elemento estructural fundamental, junto, claro, a la acción misma, la que se ve.

Pero esta acción que se ve no queda, muy paradójicamente, tan clara. Pasa a veces fugazmente, en un instante, y a veces, quizá muchas veces, el espectador no aquilata la importancia, antecedentes y repercusiones del hecho. Corresponde entonces al director, madre de todos , el poner adecuadamente de manifiesto esa importancia, mediante pausas, movimientos, luces, músicas, en fin con sus herramientas. De modo que la posible insuficiencia de una presentación directa de un hecho añade otro valor comparativamente a la narración en escena.

La herramienta no es nueva: un personaje constante en la tragedia griega es el mensajero, que viene corriendo a anunciar las desgracias que han acaecido, lo cual hace con gran detalle y con gran elocuencia. Gran teatro.

Otro ejemplo en el Julio César shakesperiano. la tiranía de César va siendo comentada, criticada, supuesta, no a partir de lo que él hace en escena, sino só a través de lo que otros elogían, critica, temen, suponen. De modo que el espectador, nosotros, no llegamos a saber a ciencia cierta si es que el matarle es cosa adecuada, sólo sabemos que unos le matan y otros lo ven mal; y parece que estos últimos son los buenos. Pero no queda, pensamos, todo claro al cien por cien. De modo que la obra no trata sobre la ambición y los que la combaten, sino lo que ocurre cuando unos temen a otros y creen cosas malas de otros..

Me llama la atención Concha sobre un ejemplo de lo anterior, pero aplicado a las vivencias del personaje: lo que sería subtexto en el teatro moderno, todo lo que subyace y enmarca un "¡Madre!", por ejemplo, en el teatro barroco español se cuenta y describe con minuciosidad; por ejemplo: "/con cada vez que te veo/quiero contemplarte más, / y cuando te miro más,/ aún más mirarte deseo/..". Estos meandros psicológicos se deducirían del texto en el teatro naturalista moderno, pero están ya descritos en aquel teatro. Sin duda tiene esta diferencia que repercutir en la interpretación, ya que el personaje dice lo que siente mientras lo siente. ¿Le dispensa ello de actuar lo que siente?. Probablemente no del todo, pero ‒probablemente aussi‒ sí algo.

Dicen que esta descripción minuciosa se debía a la pobreza en decorados y utilería del teatro clásico en los corrales. Puede ser. pero curiosamente, también ahora cansa la decoración completa de salas de estar y similares, y se tiende a la economía, a la metáfora, a l sugerir más que el decir, al teatro pobre.

 


Vuelta al Principio  Última actualización:  viernes, 18 de septiembre de 2015  Visitantes: contador de visitas