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Querer y requerir  (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

Al hablar, siempre o casi siempre, queremos algo, deseamos algo. Hasta las acciones más serenas o equilibradas, las aparentemente menos involucradas en el entorno, las expresiones más espontáneas o expresantes de un estado de ánimo, quieren algo, se hacen por algo (causa) o para algo (efecto). Esto se sabe y se ha dicho de varias maneras.

Pero es esencial traer a colación esta característica del habla natural a efectos artísticos, a efectos de ser verosímiles, veraces, plausibles, convincentes en el habla artística.

Sin incorporar esa función natural del habla, no se alcanza esa verdad buscada, el decir queda vago, sin anclaje en la realidad, esa realidad tan caracterizada por el deseo.

Y ¿cómo realizar sonoramente ese requerimiento?. Muy sencillo, creando una tensión requeridora mediante una cierta brusquedad en el final de frase, una brevedad que sugiere y requiere la cooperación del oyente, el cumplimiento  por su parte de lo que queremos. Es justamente lo que hacemos naturalmente.

Eso nos saltó a la vista viendo en nuestro laboratorio las entonaciones de tres llamadas sucesivas: la tesitura y ámbito tonal de cada locución fue cada vez más alto, pero la segunda bajaba poco al final, acercando la llamada una pregunta, o mejor, a una llamada poco conclusiva, una llamada que no se conforma con cumplir con la tarea de llamar (eso ocurre en una lectura) sino que realmente quiere, incluso exige, la atención del llamado.

De no hacerlo así, dejando tendida la última palabra, como dejada ahí, no se siente ese continuar de nuestras palabras en las de nuestros interlocutores, palabras o acciones. No queda concretada nuestra actitud, son palabras, sólo palabras sin destino.

Se parece esa brevedad algo brusca de la última palabras a la inconclusión de una pregunta, que requiere una respuesta; es ente caso la respuesta es una acción; pero la actitud y el tono se parecen.

A practicarlo, que es de una utilidad sorprendente. Nosotros así lo haremos y daremos cuenta aquí mismo del resultado.

Una primera impresión: ¡erizó los pelos!

Otra impresión en música: crea una tensión insoportable.

 


Vuelta al Principio  Última actualización:  martes, 09 de julio de 2013  Visitantes: contador de visitas