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La paleta sonora

El habla es lengua en sonido, claro está; pero también, como sonido que es, goza de todas las propiedades de tal, los parámetros musicales y los ruidosos. Como sonido representa una fuente de sensación y por tanto de expresión independiente, aunque simultánea, de su papel lógico y semántico.

El actor debe conocer y dominar en su dicción estos efectos, porque son enormemente expresivos, dotando al decir de una coloración que se mezcla con la información semántica, variándola, incluso hasta significar lo contrario.

Y aunque todo hablante tiene en su repertorio una buena provisión de efectos, que se utilizan en el habla corriente y son conocidos por hablantes y oyentes (papeles continuamente intercambiados entre conversadores), ese hablante no puede emplearlos con toda su eficacia en el habla artística, porque ésta somete al lenguaje a una sofisticación ausente en aquella habla corriente. Por ejemplo, ningún hablante emite frases de hasta 50 palabras, lo cual sí se encuentra en el teatro.

Se modo que tomando como base el repertorio natural (incluso otros según el género del texto) se hace necesario conocer y expandir esos efectos para que el habla artística resulte comprensible y a la vez bella.

Este conocimiento y su aplicación lo vemos de la siguiente manera para todos los rasgos sonoros importantes en el habla (tono, tempo, ritmo, duración, intensidad)

1. Poder realizar cualquier valor o motivo

2. Poder no realizar cualquier valor o motivo

3. Poder percibir cualquier valor o motivo

Renunciar a esta técnica intentando que surja en el actor potenciando su motivación psicológica (método que viene a ser el más difundido) sería como intentar que un ciudadano corriente cante Madame Butterfly sugiriéndole sus sentimientos, circunstancias dadas, supertareas, conflictos, etc.

No, previamente hace falta solfeo.

Y no se tema que este acercamiento aparentemente frió y técnico va a matar la verosimilitud ni el arte. Nada de eso. Recuérdese el solfeo como camino hasta la música. Recuérdese la gimnasía como camino a la natación o el patibaje.

Y, en relación a la psicología de los personajes, no se trata de ignorarla, ni menos desecharla, ni menos aún suplirla con forma y técnica. No nos atrevemos a tanto hasta que veamos todo más claro. Pero desde luego, se trata siempre de potenciarla mediante los efectos de la paleta. Con un mismo talante expresivo y emocional podemos abrir más o menos la espita, controlando el ámbito de la entonación, los tempos, las pausas.

A veces incluso la paleta puede guiar al resto: cuando no se consigue conectar con un personaje, la mera emisión consciente de una forma de decir puede guiar al sentimiento, al personaje mismo. Como en la psicomotricidad, que trata de la correlación entre movimientos físicos y anímicos, cada mitad puede guiar a la otra. Ejemplo: un gesto de levantar las manos a lo alto puede traer el sentimiento de elevación espiritual ligado a él, puede convocarlo.

Pero por el  momento conservemos y usemos la paleta sólo para potenciar, como decíamos, los talantes del personaje.

Desarrollamos los diferentes aspectos ‒colores‒ de la paleta en:

 Juego rítmicos
 Juego prosódicos
 Juegos tímbricos
 Juegos voluminicos
 

Vuelta al Principio   Última actualización: viernes, 18 de septiembre de 2015   Visitantes: contador de visitas