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Textos para curso en Bogotá II. Teatro-: Gran Teatro (incluido en Grupo Fundacional de Verso)

Para nuestro segundo curso de Bogotá, recopilamos escenas de verso dramático. La incluimos porque tiene grandeza
y belleza, aunque es dura y su tema no es muy actual (es decir, lo es, pero no está de moda).
Silvas y romance (y una décima final). Dos personajes, Autor y Mundo.
Corrijo levemente el texto de acuerdo con un somero análisis sintáctico (contar las frases y las no frases).
 
 
Contexto. Según explican ambos, Dios, autor de todo, quiere celebrar su grandeza y encarga al Mundo, director de escena, que lo prepare.

                       El gran teatro del mundo Calderón Acto I- ESCENA I

Sale el AUTOR con manto de estrellas y potencias en el sombrero.
 
AUTOR
Hermosa compostura
de esa varia inferior arquitectura,
que entre sombras y lejos
a esta celeste usurpas los reflejos,
cuando con flores bellas
el número compite a sus estrellas,
siendo con resplandores
humano cielo de caducas flores.
Campaña de elementos,
con montes, rayos, piélagos y vientos:
con vientos donde graves
te surcan los bajeles de las aves;
con piélagos y mares donde a veces
te vuelan las escuadras de los peces;
con rayos donde ciego
te ilumina la cólera del fuego;
con montes donde dueños absolutos
te pasean los hombres y los brutos:
siendo en continua guerra
monstruo de fuego y aire, de agua y tierra.
Tú, que siempre diverso,
la fábrica feliz del universo
eres, primer prodigio sin segundo,
y por llamarte de una vez, tú, el Mundo,
que naces como el Fénix y en su fama
de tus mismas cenizas...
              (Sale el MUNDO por diversa puerta.)
MUNDO
                                   ¿Quién me llama,
que desde el duro centro
de aqueste globo que me esconde dentro
alas visto veloces?           \da voces?
¿Quién me saca de mí? ¿Quién me
AUTOR
Es tu Autor Soberano.
De mi voz un suspiro, de mi mano
un rasgo es quien te informa,
y a su obscura materia le da forma.
MUNDO                           \ me quieres?
Pues ¿qué es lo que me mandas? ¿Qué
AUTOR
Pues soy tu Autor, y tú mi hechura eres,
hoy, de un concepto mío
la ejecución a tus aplausos fío.
Una fiesta hacer quiero
a mi mismo poder, si considero
que solo a ostentación de mi grandeza
fiestas hará la gran naturaleza;
y como siempre ha sido
lo que más ha alegrado y divertido
la representación bien aplaudida,
y es representación la humana vida,
una comedia sea
la que hoy el cielo en tu teatro vea.
Si soy Autor y si la fiesta es mía,
por fuerza la ha de hacer mi compañía.
Y pues que yo escogí de los primeros
los hombres, y ellos son mis compañeros,
ellos, en el Teatro
del mundo, que contiene partes cuatro,
con estilo oportuno
han de representar. Yo a cada uno
el papel le daré que le convenga,
y porque en fiesta igual su parte tenga
el hermoso aparato
de apariencias, de trajes el ornato,
hoy prevenido quiero
que, alegre, liberal y lisonjero,
fabriques apariencias
que de dudas se pasen a evidencias.
Seremos, yo el Autor, en un instante,
tú el teatro, y el hombre el recitante.
MUNDO
Autor generoso mío,
a cuyo poder, a cuyo
acento obedece todo,
yo, el gran Teatro del mundo,
para que en mí representen
los hombres, y cada uno
halle en mí la prevención
que le impone al papel suyo,
como parte obediencial,
que solamente ejecuto
lo que ordenas, que aunque es mía
la obra, es milagro tuyo,
primeramente porque es
de más contento y más gusto
no ver el tablado antes
que esté el personaje a punto,
lo tendré de un negro velo
todo cubierto y oculto,
que sea un caos donde estén
los materiales confusos.
Correráse aquella niebla
y, huyendo el vapor obscuro,
para alumbrar el teatro
(porque adonde luz no hubo
no hubo fiesta), alumbrarán
dos luminares, el uno
divino farol del día,
y de la noche nocturno
farol el otro, a quien ardan
mil luminosos carbunclos,
que en la frente de la noche
den vividores influjos.
En la primera jornada,
sencillo y cándido nudo
de la gran ley natural,
allá en los primeros lustros
aparecerá un jardín
con bellísimos dibujos,
ingeniosas perspectivas,
que se dude cómo supo
la naturaleza hacer
tan gran lienzo sin estudio.
Las flores mal despuntadas
de sus rosados capullos
saldrán la primera vez
a ver el Alba en confuso.
Los árboles estarán
llenos de sabrosos frutos,
si ya el áspid de la envidia
no da veneno en alguno.
Quebraránse mil cristales
en guijas, dando su curso
para que el Alba los llore
mil aljófares menudos.
Y para que más campee
este humano cielo juzgo
que estará bien engastado
de varios campos incultos.
Donde fueren menester
montes y valles profundos
habrá valles, habrá montes;
y ríos, sagaz y astuto,
haciendo zanjas la tierra,
llevaré por sus condutos
brazos de mar desangrados
que corran por varios rumbos.
Vista la primera escena
sin edificio ninguno,
en un instante verás
cómo repúblicas fundo,
cómo ciudades fabrico,
cómo alcázares descubro.
 
 
Y cuando solicitados
montes fatiguen algunos
a la tierra con el peso
y a los aires con el bulto,
mudaré todo el teatro
porque todo, mal seguro,
se verá cubierto de agua
a la saña de un diluvio.
En medio de tanto golfo,
a los flujos y reflujos
de ondas y nubes, vendrá
haciendo ignorados surcos
por las aguas un bajel
que fluctuando seguro
traerá su vientre preñado
de hombres, de aves y de brutos.
A la seña que, en el cielo,
de paz hará un arco rubio
de tres colores, pajizo,
tornasolado y purpúreo,
todo el gremio de las ondas
obediente a su estatuto
hará lugar, observando
leyes que primero tuvo,
a la cerviz de la tierra
que, sacudiéndose el yugo,
descollará su semblante,
bien que macilento y mustio.
Acabado el primer acto,
luego empezará el segundo,
Ley Escrita en que poner
más apariencias procuro,
pues para pasar a ella
pasarán con pies enjutos
los hebreos desde Egipto
los cristales del mar rubio;
amontonadas las aguas,
verá el Sol que le descubro
los más ignorados senos
que ha mirado en tantos lustros.
Con dos columnas de fuego
ya me parece que alumbro
el desierto antes de entrar
en el prometido fruto.
Para salir con la ley,
Moisés a un monte robusto
le arrebatará una nube
en el rapto vuelo suyo.
Y esta segunda jornada
fin tendrá en un furibundo
eclipse, en que todo el Sol
se ha de ver casi difunto.
Al último parasismo
se verá el orbe cerúleo
titubear, borrando tantos
paralelos y coluros.
Sacudiránse los montes
y delirarán los muros,
dejando en pálidas ruinas
tanto escándalo caduco.
Y empezará la tercera
jornada, donde hay anuncios
que habrá mayores portentos,
por ser los milagros muchos
de la Ley de Gracia, en que
ociosamente discurro.
Con lo cual en tres jornadas,
tres leyes y un estatuto,
los hombres dividirán
las tres edades del mundo;
hasta que al último paso
todo el tablado, que tuvo
tan grande aparato en sí,
una llama, un rayo puro
cubrirá porque no falte
fuego en la fiesta... ¿Qué mucho
que aquí, balbuciente el labio,
quede absorto, quede mudo?
De pensarlo, me estremezco,
de imaginarlo, me turbo;
de repetirlo, me asombro;
de acordarlo, me consumo.
Mas ¡dilátese esta escena,
este paso horrible y duro,
tanto, que nunca le vean
todos los siglos futuros!
Prodigios verán los hombres
en tres actos, y ninguno
a su representación
faltará por mí en el uso.
Y pues que ya he prevenido
cuanto al teatro, presumo
que está todo ahora; cuanto
al vestuario, no dudo
que allá en tu mente le tienes,
pues allá en tu mente juntos,
antes de nacer, los hombres
tienen los aplausos suyos.
Y para que desde ti
a representar al mundo
salgan y vuelvan a entrarse,
ya previno mi discurso
dos puertas: la una es la cuna
y la otra es el sepulcro.
Y para que no les falten
las galas y adornos juntos,
para vestir los papeles
tendré prevenido a punto
al que hubiere de hacer rey,
púrpura y laurel augusto;
al valiente capitán,
armas, valores y triunfos;
al que ha de hacer el ministro,
libros, escuelas y estudios.
Al religioso, obediencias;
al facineroso, insultos;
al noble le daré honras,
y libertades al vulgo.
Al labrador, que a la tierra
ha de hacer fértil a puro
afán, por culpa de un necio,
le daré instrumentos rudos.
A la que hubiere de hacer
la dama, le daré sumo
adorno en las perfecciones,
dulce veneno de muchos.
Solo no vestiré al pobre
porque es papel de desnudo,
porque ninguno después
se queje de que no tuvo
para hacer bien su papel
todo el adorno que pudo,
pues el que bien no le hiciere
será por defecto suyo,
no mío. Y pues que ya tengo
todo el aparato junto,
¡venid, mortales, venid
a adornaros cada uno
para que representéis
en el Teatro del mundo!   (Vase.)
AUTOR
    Mortales que aún no vivís
y ya os llamo yo mortales,
pues en mi concepto iguales
antes de ser asistís;
aunque mis voces no oís,
venid a aquestos vergeles,
que ceñido de laureles,
cedros y palma os espero,
porque yo entre todos quiero
repartir estos papeles.

 


Vuelta al Principio  Última actualización:  Monday, 16 de December de 2013  Visitantes: contador de visitas