Giro (del curso 'Escalas, ritmos e instrumentos de la música turca derviche')
Los derviches giradores o giróvagos, los Mevlevis, realizan un giro muy característico.
Con un eje sobre el pie izquierdo se impulsan con el derecho hacia adelante, lo que resulta en un giro en el sentido opuesto al de las agujas del reloj (visto desde arriba).
Las manos, primeramente cruzadas sobre el pecho, de abren gradualmente hasta que quedan, la derecha con la palma hacia arriba, la izquierda con la palma abajo. La cabeza algo inclinada a la derecha.
El giro se realiza durante el Semâ ceremonia derviche musical, compuesta de varias fases, varias de ellas girando, aunque este giro no se hace al compás de la música. O sea, no se baila esa música, el giro no es una danza, contra lo que muchos creen.
En los finales de las piezas y fases, el derviche se para bruscamente, lo que ocasionaría un mareo y caída en el inexperto. El giro ha de aprenderse, en su técnica y en su significado y simbolismo, fundamental, si no se desea hacer un simulacro vanidoso y patético. En cuanto a la primera, se practica primero poniendo entre el dedo gordo y el siguiente del pie izquierdo un palito de madera clavado en el suelo, para fijar la posición, impulsándose con el derecho. En cuanto a los segundos (significado y simbolismo) también han de aprenderse con el semazanbazi, o jefe de los semazen, de cuya enseñanza estas páginas son sólo un aperçu.
Durante al ceremonia, el semazen llega a su puesto de giro estable tras un camino dirigido por el semazanbazi, lo que precisa añadir un movimiento de traslación al giro. En este caso también el pie izquierdo, antes inmóvil, se desplaza: el derviche, gira y anda al tiempo. Así hacen los planetas como la tierra al describir su órbita.
Durante el giro, el semazen no fija la vista en un panorama que parece girar más y mas velozmente a su alrededor, resbala su vista sobre una mundo que se desdibuja a medida que aumenta su velocidad hasta que ese mundo deviene un torbellino unificado, probable metáfora del mundo y la realidad como apariencia, como descripción sobrepuesta a un Uno fundamental.
Como oración en movimiento que es el giro, el derviche se concentra en el simbolismo de lo que hace, para qué y para quién se hace, y puede también recitar un zhikr, otra potente técnica derviche.