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Acento para todos (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

El acento prosódico en las palabras españolas es muy frecuente: casi todas lo llevan. Como vimos en acento, los nombres, los verbos, los adjetivos, los pronombres, muchos adverbios y algunas partículas que funcionan como conjunciones y preposiciones llevan acento, de modo que sólo se excluyen artículos determinados, preposiciones, conjunciones y poco más.

Y esto ocurre en las lenguas que conozco. En ruso dice un diccionario que las monosílabas no. Mentira. O se refiere al acento escrito, la tilde. Conque cuidado.

Este acento ortográfico o tilde marca el prosódico en muchas ocasiones, pero no siempre, por lo que para saber si una palabra lleva acento, hay que decírsela y oírla a uno mismo o a otros para saberlo con certidumbre.

En el hablar se unen todas las palabras en uno o varios grupos continuos de sonido, unión que, además de modificar los valores fonéticos de algunas letras o fonemas que antes estaban aisladas y ahora se encuentran entre dos sonidos, jerarquiza todos los acentos antes descritos quedando algunos como preponderantes o primarios y otros como secundarios. El modo y cantidad de esta jerarquización lo determina el uso y la costumbre.

En particular la un ión de una palabra acentuada con sus partículas ‒llamadas clíticos‒ crea unidades con un sólo acento, lo que llama AGC la palabra sintagmática, es decir, la palabra constitutiva de sintaxis. A esto llegan pares de palabras unidas en una, como limpiaparabrisas o metomentodo.

Hay, además, una enfatización del acento (el superacento o foco) que por razones no ya gramaticales o léxicas  sino por razones pragmáticas de expresividad, enfatiza o exagera el acento antes citado (el prosódico). Incluso pudieran quedar superacentuadas excepcionalmente palabras átonas por esa razón: [péro], lo que significa que se aduce o intercala un argumento en la línea discursiva del interlocutor.

Últimamente se ha deslizado  en bocas y oídos ‒de políticos y locutores sobre todo‒ la muy perniciosa costumbre de acentuar también las palabras átonas antes citadas e incluso colocar dos acentos en una palabra, lo cual sólo ocurría antes en compuestas del tipo de las que acaban en "mente". Así se oye a veces, por ejemplo: [él acénto  órtográfico]. Se hace sin cesar, y ya fatiga.

 

Vuelta al Principio     Última actualización:  viernes, 18 de septiembre de 2015Visitantes: contador de visitas