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Tu y Yo, Aquí y Ahora  (incluido en el Libro del Habla de la Poesía y del Teatro )

Una importante dificultad del actor es sentir y sugerir en la audiencia y en el compañero actor o actriz, la realidad del momento, el espacio –y sus ocupantes– que el drama requiere.

      Con frecuencia el texto se recita de manera desvinculada a personas y contextos: no se siente ni se dice el ‘tú’ con la debida verosimilitud.

      La lingüística moderna trata cada vez más temas relacionados con el contexto en que el acto lingüístico, el habla, tienen lugar. Así que en la llamada Pragmática se incluyen más y más  elementos configuradores de un significado que se añade y mezcla con el puramente (?) sintáctico-semántico, dominio éste último en que los significados están de alguna manera almacenados y no dependen de ese contexto citado.

      Con su habitual originalidad precisión, Agustín García Calvo llama a este último dominio semántico ‘el mundo del que se habla’; y contrapuesto y complementario con él ‘el mundo donde se habla’: éste es ese mundo donde hablamos y por supuesto, estamos. Bühler lo llama el campo mostrativo  enfatizando aún más ese apuntar al entorno.

     Una parte de lo que decimos está compuesta de partículas que no tienen un significado propio definido, sino dependiente de ese contexto que nos rodea, que nos baña, por decirlo así. Vocablos como ‘yo, tu’ significan alguien diferente cada vez, dependiendo de quien y a quien se habla. asimismo ‘aquí’, ‘ahora’, ‘mañana’, ‘antes’, ‘detrás’, ‘eso’, ‘aquello’, ‘allí’, etc, aluden a puntos o momentos dependientes del contexto. También las partículas -clíticos– que se unen a las raíces para formar palabras completas –el ‘o’ del masculina, el ‘ais’del plural, el -’me’ de dime, etc, son partículas dependientes del contexto.  Incluso las alusiones a lo dicho, anáforas (anteriormente) o catáforas (después), apuntan a hechos vecinos en el tiempo al momento en que se habla y dependen y cooperan al contexto pot lo tanto.

      Estas partículas, llamadas ‘deícticos’ o punteros, porque apuntan, llevan el peso de ese contexto aludido; parece pues lógico pensar que su dicción, su locución debe repercutir decisivamente en la creación imaginaria de ese contexto en el teatro.

      Esto nos proporciona una técnica concreta para ello (atención: como toda técnica –incluida la atómica– debe ser aplicada con cautela e inteligencia):

      Privilégiense, márquense (pause, pace, pitch, pressure, power) los deícticos. El público, el interlocutor, el propio comediante notarán y agradecerán la drástica mejora.

      ¿Es esto algo inaudito o extraño?. De ninguna manera: el pueblo hace uso continuo de esta técnica, por supuesto espontáneamente: Cuándo se dice con énfasís despreciativo “¿Pero a ?¿tu te vas burlar de ?”, se aplica ese privilegiado de los deícticos. Incluso una actriz que no llegaba suficientemente en la acción a ese ‘tú’, dijo al hablar de sus dificultades “Es que a , lo que me / preocupa es...”, marcando el ‘mi’  y marcando y haciendo pausa tras el ‘me’.

      Naturalmente el actor o actriz deben obtener dentro de si, mediante trabajo psicológico o de otro tipo, esa convicción del ‘aqui, ahora’ que haga emanar en su dicción esas deícticos expresivos. Mas, si encontrara dificultades en ese sentirse dentro, que pruebe la técnica citada y compruebe si ese marcar le arrastra dentro del contexto del drama.

 


Vuelta al Principio    Última actualización: sábado, 30 de noviembre de 2013    Visitantes: contador de visitas