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Rito (incluido en Grupo Fundacional de Verso )

Aunque a muchos pertenecientes a la generación de la dictadura española (la segunda del siglo XX) les parecieran es su momento los ritos cosas del pasado, anquilosadas, vacías y utilizadas por el poder (ese ente temible, sinuoso, omnipresente y todopoderoso ‒claro‒, perverso y astuto); aunque rompieran (rompiésemos) con los ritos en nombre de la libertad (otro ente paradigmático, pero tan bueno este como malo el otro, tan de nuestra parte, tan oxigenante, tan emborrachante, tan romántico con sus canciones-protesta): aunque nos aburriésemos en misa y no asintiéramos a los entierros; pese a todo ello, el tiempo nos ha hecho comprender que el rito es indispensable para la vida humana (y animal, si recordamos los bailes de apareamiento de algunos pájaros australianos).

O sea, que los humanos ante toda suceso importante, emotivo y decisivo, se ponen a preparar y adornar un entorno, y a sí mismos junto con otros y se reúnen con ellos para realizar un rito. Esto lo han hecho siempre y lo siguen haciendo los humanos de toda condición, época y lugar.

Se ritualizan las etapas biológicas: nacimiento, pubertad, boda y bodas (de plata, de oro y otras preciosidades), y la última de ellas que tiene la curiosísima propiedad de que asistimos y no asistimos a ella.

Se ritualizan las laborales: entrevista de trabajo, medalla a la productividad, jubilación. (se evita en el despido). Recepción en las academias, premios nóbeles y mil más, literarios, honoris causas y otros.

Se ritualiza lo político: campaña presidencial, coronación, discursos, triunfo de la revolución o de la reacción, la república o el imperio.

Lo familiar: cumpleaños, navidad, y las citadas para lo biológico.

Lo extremo-oriental con sus ya famosas ceremonias del te, tiro con arco, luchas mil.

Lo colectivo y popular: reina de la fiesta, procesión, romería, toros y mil formas locales.

En todo está la religión, que bendice, consagra, baña, adapta y conduce muchas de las anteriores, Y además cuenta con los suyas propias, como la elección de papa, la entrada en el convento, la ordenación...Y los cotidianos, como la misa, rosario, homilía, cristianos. Las cinco plegarias, peregrinación, aniversarios importantes y fiestas anuales musulmanas. Y así con todas las demás religiones y cuasí religiones (como el budismo).

No pararíamos, pero hay que seguir.

Todo lo que se siente de alguna importancia se ritualiza.

Pero ahora nos preguntamos: ¿que es un rito?

Y tras un período de reflexión comprendemos que es

una significativa actividad colectiva sometida a forma

En lo colectivo, indispensable (aunque el harakiri puede realizarse con ayuda o en solitario), subyace un compartir fundamental: se comparte el tiempo, momento a momento. Y el tiempo se comparte efectivamente cuando hay un ritmo que conoce y comparte el colectivo.

Todos los participantes, oficiantes y comunidad, siguen en su conciencia el rito solidariamente (como los cisnes unánimes de Rubén Darío) participando en grupo de alguna manera.

El teatro es un rito.

Así lo era cuando nacía hace miles de años a partir de misterios y pasaba a escenificar hazañas y vicisitudes de dioses y héroes.

Así lo es cuando escenifica temas esenciales para los hombres, ahora que lo sagrado se ha difuminado.

Algo más sobre esto, en Rito II.

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Vuelta al Principio  Última actualización:  viernes, 18 de septiembre de 2015  Visitantes: contador de visitas