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El movimiento es la vida. Nada vivo está (completamente) quieto: vibra, pulsa, se estremece, fluye....Sólo lo muerto cesa todo mover.

De modo que eso está impreso en nuestra sensibilidad y percepción. Y asocia uno u otro estado a uno u otra actividad y su ausencia.

Esto nos enseña o nos recuerda que la acción, lo que hace el actor, está indisolublemente asociado al movimiento. Quede esto sentado.

El movimiento a tener durante una actuación debe tener relación con lo actuado, es de perogrullo recordarlo. Pero es que a veces vemos un actor o actriz soltar su parlamento quietos como pasmarotes: no es lo que lo sean, sino que por recordar mal el texto o estar atentos a otras cosas descuidan esa bandera, ese signo vital, sin el cual todo está "como muerto" (hasta la expresión lo dice.

Hay movimientos que hacemos sin necesidad, es decir, sin lógica aparente, sin utilidad para lo que se está haciendo: pasarse la mano por el pelo, fruncir los labios, levantarse y pasear, respirar profundamente. En realidad tienen que ver pero no mecánicamente, sino por razones de nervios, de ansiedades, de movimientos emocionales. Se reacciona a algo, exterior o interior, que actúa en nosotros.

Por cierto, que emoción, viene de 'poner en movimiento'. El alma, sí, pero, unidísimo a ella, al cuerpo.

Vimos en el gesto gesto teatral una parte de esos movimientos. pero están también las posturas, las maneras de andar, muy reveladoras (recordamos a ese efecto una demostración de Lecocq de la manera de andar de un intelectual meditabundo: mirando abajo, moviendo asimétricamente los brazos... era curiosísimo y muy verosímil.

Por último, movimiento y danza. Danza como movimiento sometido a ritmo, único que sacado de lo natural entra en el dominio del arte. Pensamos que, según nuestra cruzada particular en favor del ritmo, también los movimientos en escena, los no danzados, deben someterse a una rítmico (cual no sabemos) que los lleve también al arte. Recordemos que el ritmo tienen que ver con el 'cuando' de hace más que con qué se hace, Asimismo encuentra y crea la danza movimientos y posturas bellos )incluso cuando busca lo feo por contraste).

Todo esto hay que llevarlo al teatro; como siempre, procesado, es decir, decantado, refinado y harmonizado.

Disponemos, cualquiera de nosotros, de una enorme cantidad de muestras de movimiento, bueno y malo: ¿donde?. Pues en el cine, claro. Contemplando atenta, críticamente cualquier película, descubriremos, traspasando la barrera de visión convencional (la buena, la del espectador), toda una serie de técnicas de movimiento, bueno y malo. Puede aprenderse mucho, constatando con cuidado cómo el movimiento coexiste con la palabra, se une a ella cuando es bueno; o se divorcia cuando es malo.

Pero hay otra fuente, inmensa y más, de movimiento, bueno y malo. ¿Donde?. Pues en la genta claro. En la gente , en la vida están la base de los movimientos del teatro. De ahí salen, y esos movimientos pasan, moderados, refinados, harmonizados al buen teatro. Pasan ellos o sus sombras, sus huellas, sus insinuaciones.

Seguiremos con este interesantísimo tema cuando nos lleguen más claridades.