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Codificación de la técnica
Es indispensable hacerlo. Consiste en seleccionar un rasgo o punto en el teatro, percibirlo como elemento individual, darle un nombre, ensayarlo y enseñarlo para ver si mantiene su coherencia, si funciona, si constituye algo digno de ser recordado, y enseñado y aplicado al buen teatro.
Porque no basta ver buen teatro, Uno queda encantado pero no sabe cómo se ha logrado el encanto; y por lo tanto, no se puede reproducir, ni reconocer ni aprovechar para otros es decir, para todos. No da fruto de enseñanza y conocimiento sólo un encanto pasajero que se va.
Todas estas páginas, o muchas de ellas, han intentado codificar (codificar hasta lo aparentemente incodificable) en un esfuerzo de recensión, recuperación, clarificación y servicio (recuperemos la palabras de otros usos peores) al teatro y sus cultivadores.
Sin códigos, números, símbolos, signos de operación, etc., no cabe una temática. La abstracción debe descansar en frases escritas para dar nuevos saltos. La palabra devino literatura cuando se codifico en el lenguajes escrito (es decir, ya había sagas narradas, pero no hubo consolidación hasta la escritura). Todo conocimiento en fin, debe emanar sus códigos para llegar a serlo.
Juzgamos el lenguaje teatral empleado en la enseñanza demasiado reposante en la intuición, la sugestión, la metáfora, la imaginación, en suma. La enseñanza deviene un acto también artístico, con lo que la comunicación, la comunicación entre profesor y alumno se hace problemática, inexacta, emocionada y, en fin, imperfecta. Tocábamos el tema en Contra Stanislavsky.
Últimamente hemos preguntado a varios actores como codifican las escenas, como organizan la actuación: nos ha parecido que sus técnicas reposan mucho en lo psicológico, pero hay profundizar más.
Creemos que la codificación propuesta facilita la rectitud del lenguaje enseñante. Así lo hizo Stanislavsky con sus famosos puntos. Y así desearíamos hacerlo a nosotros y nuestros prójimos.
Así sea.
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actualización: Thursday, 21 de February de 2013 Visitantes: