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Textos para curso en Bogotá (incluido en Grupo Fundacional de Verso)
TEXTOS para el CURSO de VERSO en BOGOTÁ-2006. I. Poesía
Para nuestro cursito de Bogotá, hemos compilado estos versos, todos excelentes. En varias lenguas para mostrar la similitud esencial y formal entre ellos. Incluso añadimos algo prosa, muy poética, para decir la prosa como verso. Los ofrecemos sin marcar las estrofas, ni decir autores o géneros o tipos de verso. Como ya hemos dicho en otros lugares, en el propio texto versal se contiene la información necesaria para llevarlo a la vida –al sonido. De modo que corresponde al alumnado encontrar y añadir toda esa información. Y si no puede, de poco le servirán las informaciones citadas, porque con frecuencia deberá encontrarlas por si mismo en textos teatrales o líricos editados sin cuidado.
Corresponde pues a los alumnos determinar y escribir las longitud o longitudes silábicas de los versos en cada poema, las rimas y la configuración en estrofas que configuran, y marcar esas estrofas para poder pausar y cambiar talantes tras cada una.
Hay varias lenguas y épocas, para mostrar la identidad esencial de todo decir rítmico. Los acentos circunflejos representan sílabas largas, de duración doble o triple que las demás: es métrica cuantitativa.
Podemos prometer al que comprenda bien estos versos (si conoce la lengua) y alcance a recitarlos bien, que habrá dado un paso de gigante en el deleitoso camino del arte. Del Arte.
mênin aeide thea Pêlêïadeô Achilêos oulomenên, hê muri' Achaiois alge' ethêke, pollas d' iphthimous psuchas Aïdi proïapsen hêrôôn, autous de helôria teuche kunessin oiônoisi te pasí, Dios d' eteleieto boulê, ex hou dê ta prôta diastêtên erisante Atreïdês te anax andrôn kai dios Achilleus. tis t' ar sphôe theôn eridi xuneêke machesthai; Lêtous kai Dios huios: ho gar basílêï cholôtheis nouson ana straton orse kakên, olekonto de laoi, houneka ton Chrusên êtimasen arêtêra Atreïdês: ho gar êlthe thoas epi nêas Achaiôn lusomenos te thugatra pherôn t' apereisi' apoina, stemmat' echôn en chersin hekêbolou Apollônos Nel mezzo del cammin di nostra vita mi ritrovai per una selva oscura ché la diritta via era smarrita. Ahi quanto a dir qual era è cosa dura esta selva selvaggia e aspra e forte che nel pensier rinova la paura! Tant'è amara che poco è più morte; ma per trattar del ben ch'i' vi trovai, dirò de l'altre cose ch'i' v'ho scorte. Io non so ben ridir com'i' v'intrai, tant'era pien di sonno a quel punto che la verace via abbandonai. Ma poi ch'i' fui al piè d'un colle giunto, là dove terminava quella valle che m'avea di paura il cor compunto, guardai in alto, e vidi le sue spalle vestite già de' raggi del pianeta che mena dritto altrui per ogne calle. Allor fu la paura un poco queta che nel lago del cor m'era durata la notte ch'i' passai con tanta pieta. E come quei che con lena affannata uscito fuor del pelago a la riva si volge a l'acqua perigliosa e guata, così l'animo mio, ch'ancor fuggiva, si volse a retro a rimirar lo passo che non lasciò già mai persona viva. Poi ch'èi posato un poco il corpo lasso, ripresi via per la piaggia diserta, sì che 'l piè fermo sempre era 'l più basso. Ce toit tranquille, où marchent des colombes, Entre les pins palpite, entre les tombes; Midi le juste y compose de feux La mer, la mer, toujours recommencée ! O récompense après une pensée Qu'un long regard sur le calme des dieux ! Quel pur travail de fins éclairs consume Maint diamant d'imperceptible écume, Et quelle paix semble se concevoir ! Quand sur l'abîme un soleil se repose, Ouvrages purs d'une éternelle cause, Le temps scintille et le songe est savoir. Stable trésor, temple simple à Minerve, Masse de calme et visible réserve, Eau sourcilleuse, Oeil qui garde en toi Tant de sommeil sous un voile de flamme, O mon silence !... Édifice dans l'âme, Mais comble d'or aux mille tuiles, Toit !El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena la música extremada por vuestra sabia mano gobernada A cuyo son divino el alma que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida de su origen primera esclarecida. Y como se conoce, en suerte y pensamientos se mejora, el oro desconoce que el vulgo ciego adora, la belleza caduca engañadora. Traspasa el aire todo hasta llegar a la más alta esfera, y oye allí otro modo de no perecedera música, que es de todas la primera. Ve cómo el gran Maestro a aquesta inmensa cítara aplicado, con movimiento diestro produce el son sagrado con que este eterno templo es sustentado. Y como está compuesta de números concordes, luego envía consonante respuesta, y entrambas a porfía mezclan una dulcísima armonía. La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro; y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y, vestido de rojo, piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión. ¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz?. ¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? ¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar, ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo, o perderse en el viento sobre el trueno y el mar. Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, ni los cisnes unánimes en el lago de azur. Y están tristes las flores por la flor de la corte; los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur. ¡Pobrecita princesa de los ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real, el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal. ¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! (La princesa está triste. La princesa está pálida) ¡Oh, visión adorada de oro, rosa y marfil! Quién volara a la tierra donde un príncipe existe (La princesa está pálida. La princesa está triste) más brillante que el alba, más hermoso que abril! --Calla, calla, princesa--dice el hada madrina--, en caballo con alas, hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con su beso de amor!When I do count the clock that tells the time, And see the brave day sunk in hideous night; When I behold the violet past prime, And sable curls all silver'd o'er with white; When lofty trees I see barren of leaves Which erst from heat did canopy the herd, And summer's green all girded up in sheaves Borne on the bier with white and bristly beard, Then of thy beauty do I question make, That thou among the wastes of time must go, Since sweets and beauties do themselves forsake And die as fast as they see others grow; And nothing 'gainst Time's scythe can make defence Save breed, to brave him when he takes thee hence. Music to hear, why hear'st thou music sadly? Sweets with sweets war not, joy delights in joy. Why lovest thou that which thou receiv'st not gladly, Or else receivest with pleasure thine annoy? If the true concord of well-tuned sounds, By unions married, do offend thine ear, They do but sweetly chide thee, who confounds In singleness the parts that thou shouldst bear. Mark how one string, sweet husband to another, Strikes each in each by mutual ordering, Resembling sire and child and happy mother Who all in one, one pleasing note do sing: Whose speechless song, being many, seeming one, Sings this to thee: 'thou single wilt prove none.' Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía hora a su afán ansioso lisonjera; mas no, de esotra parte, en la ribera, dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama la agua fría, y perder el respeto a ley severa. Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, medulas que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado. ¡ Oh, claro honor del líquido elemento, dulce arroyuelo de corriente plata, cuya agua entre la hierba se dilata con regalado son, con paso lento !, pues la por quien helar y arder me siento, mientras en ti se mira, Amor retrata de su rostro la nieve y la escarlata en tu tranquilo y blando movimiento, vete como te vas, no dejes floja la undosa rienda al cristalino freno con que gobiernas tu veloz corriente, que no es bien que confusamente acoja tanta belleza en su profundo seno el gran Señor del húmido tridente. Todo el fuego suspende la pasión. ¡Luz es sola! Mirad cuan puro se alza hasta lamer los cielos, mientras las aves todas por él vuelan ¡No abrasa! ¿Y el hombre?. Nunca. Libre todavía de tí, humano, está ese fuego. Luz es, luz inocente. ¡ Humano, nunca nazcas ! Eran ayer mis dolores como gusanos de seda que iban labrando capullos; hoy son mariposas negras. ¡ De cuántas flores amargas he sacado blanca cera ! ¡ Óh tiempo en que mis pesares trabajaban como abejas ! Hoy son como avenas locas, o cizaña en sementera, como tizón en espiga, como carcoma en madera. ¡ Óh tiempo en que mis dolores vertían lágrimas buenas, y eran como agua de noria que va regando una huerta ! Hoy son agua de torrente que arranca el limo a la tierra. Dolores que ayer hicieron de mi corazón colmena, hoy tratan mi corazón como a una muralla vieja: quieren derribarlo, y pronto, al golpe de la piqueta. Yo voy soñando caminos de la tarde. (Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... )A dónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero... ‑la tarde cayendo está‑. "En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día: ya no siento el corazón". Y todo el campo un momento se queda mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en los álamos del río. La tarde más se oscurece; y el camino que serpea y débilmente blanquea se enturbia y desaparece. Mi cantar vuelve a plañir: "Aguda espina dorada, quien te pudiera sentir en el corazón clavada".Siempre la claridad viene del cielo; es un don: no se halla entre las cosas sino muy por encima, y las ocupa haciendo de ello vida y labor propias. Así amanece el día; así la noche cierra el gran aposento de sus sombras. Y esto es un don. )Quién hace menos creados cada vez a los seres? )Qué alta bóveda los contiene en su amor? Si ya nos llega y es pronto aún, ya llega a la redonda a la manera de los vuelos tuyos y se cierne, y se aleja y, aún remota, nada hay tan claro como sus impulsos! Oh, claridad sedienta de una forma, de una materia para deslumbrarla quemándose a sí misma al cumplir su obra. Como yo, como todo lo que espera. Si tú la luz te la has llevado toda, )cómo voy a esperar nada del alba? Y, sin embargo --esto es un don‑-, mi boca espera, y mi alma espera, y tú me esperas, ebria persecución, claridad sola, mortal como el abrazo de las hoces, pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.
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