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martes, 09 de julio de 2013 Visitantes:
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Elogio lírico del actor (incluido en Grupo Fundacional de Verso
El actor levanta al personaje de su tumba negra y blanca, insuflándole vida, creándole cada noche.
El actor es el puente a la realidad oculta del drama.
El actor es la doncella que muestra reunidos en forma la juventud, el amor, la belleza, la vida y la promesa de su continuidad.
El actor es el grifo de oro que, tras una larga absorción de agua en pozo remoto, vierte el agua preciosa, sintiendo vibrar su empuje en la llave de paso.
El actor es la sacerdotisa que canta los misterios emanados por la divinidad, y siente el estremecimiento trascendente al declamarlos al mundo.
El actor es el derviche giróvago en un camino de perpetuo desarrollo interior.
El actor es un ente fluido, habitado, todos y ninguno.
El actor es el pájaro sin color de Juan de la Cruz.
Todo eso y más es el actor.
Pero está bien pagado: sólo él aparece, brillante, como portavoz y representante.
Sólo él vierte al mundo el tesoro del arte.
Los demás son acólitos, intendentes, administradores, servidores, críticos, docentes, cronistas, sacristanes...
Bienaventurado sea el Actor porque de él es el Teatro.
Porque Él es el Teatro.
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