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Música en la escena (incluido en Grupo Fundacional de Verso)

Se me invita a participar, entre otras cosas, como músico en escena para la obra Queveductos. Obrita en este caso, sólo unos 30-40 minutos para representar en el corral de comedias de Alcalá de henares, mayo 2013.

Tras unas serie de ensayos, mi participación musical se amplía a:

Música de ambiente en una plaza. 'Ud árabe, tocando jota de cáceres-

Pasos de las amantes de Quevedo. Caja china.

Música triste dialogando (un poco sólo) con Quevedo preso. Úd árabe.

Música mística de Ney antes de soneto "Cerrar podrá...". 

Más tarde, mis intervenciones en Queveductos han llegado a ser nueve:

1. Músico en escena, una plaza, tipo raro de los que hay en todos los lugares públicos. Toco en el 'ud (laúd árabe) unas joticas de Cáceres. medio dialogo musicalmente con lo que se dice, y separo las estrofas de unos versos con ráfagas de esas jotas. Semipersonaje.

2. Palmas (takatakatá-takatá...) par arrancar y ambientes versos de tipo copla.

5. Acordes para recitativo de la muerte. En guitarra, acordes de Luis Mendo, autor de la música en off. . Semipersonaje.

4. Pasos de amantes de Quevedo. En caja china. Entre bastidores.

3. Trompeta que anuncia al rey que va de caza: aparece sólo trompeta y brazo. El instrumento es muy largo y se usa a continuación como mosquete o espingarda.

5, Olivares, el conde-duque. Personaje, en escena. Habla confidencial con el rey para encarcelar a Quevedo.

7. Diálogo musical con Quevedo en prisión. 'Ud, pero tocando melodía triste. Modo kuerdo o nihavent turcos. Semipersonaje.

9. Alma que canta su despedida de este mudo pero conserva su sentimiento. Precede a soneto de  "Cerrar podrá...". Semipersonaje.

Se reducen a 7, al tocar los acordes Luis Mendo desde la mesa de mezclas, y tocar las palmas Susana en escena para conciliar los ritmos de los participantes.

Surgió además una problema con la música que acompaña en escena al soneto final, "Cerrar podrá...".

Al actor que lo recita le parecía muy larga la introducción de flauta (unos 40 segundos), que consideraba una pausa que interrumpía el flujo de la acción. Yo defendí, con algún calor, el carácter de suceso dramático, inmerso e inserto en la acción de ese toque, explicando por un lado la sintaxis formal de ese a melodía, un taqsim turco de los derviche girantes. Por otro lado el carácter simbólico de Alma que añora si regreso a su cañaveral, o el Creador. tema que nos parecía que y parece, que va al soneto de Quevedo con anillo al dedo. porque alcanza el autor una profundidad de pensamiento y sentimiento cercanos a la mística. Bueno, por fin se me concedió (por los argumentos por el calor que citaba) tácitamente ese tiempo.

Sin embargo, la directora opinó que la escena quedaba lánguida, que  se 'caía', de modo que los actores recitaron el soneto con más animación (como con esperanza y energía) y nuestra música asimismo la hicimos más enérgica, cambiando el maqam de Segah a Rast.

Creo poco en la música ambiental, que el cine usa continuamente, y a menudo para suplir carencias de interpretación e imagen. Igualmente no (me) funciona una música compuesta mientras suena un poema o un texto. No, los ritmos de cada actividad chocan y disuenan rítmicamente.

En cambio, entreverar la música, así sean una cuantas notas, en el discurso, poético o prosaico, resulta muy efectivo. Puntúa melódicamente la sintaxis (por cierto, recordemos los melodemas asociados a la puntuación: l'entonation fait la phrase) y hasta la expresividad y la emoción, adecuando, claro, los parámetros musicales (ritmo, escala, pulso...) a lo que se dice o hace en escena. Lo hemos comprobado en Queveductos, pese  a no haber sido ensayada esta alternancia , eficacísima, en la obra. A ver si en la próxima.

 


Vuelta al Principio   Última actualización:  Sunday, 02 de June de 2013  Visitantes: contador de visitas