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Habla escénica (incluido en Conversaciones con Ernesto Arias )
Transcribo sin cambios las técnicas de Ernesto. Es su escrito, que luego comentaremos
HABLA ESCÉNICA por Ernesto Arias
Este es un resumen de lo que a mi entender consiste el “habla en escena”, o dicho de otro modo: qué cuestiones debe tener en cuenta el actor/actriz a la hora de enfocar el trabajo del Habla Escénica (o el trabajo de la palabra, o de la palabra en acción, o cualquier otra formulación que se quiera utilizar). Empiezo por hablar de algunas cuestiones importantes.
Alcanzar las estrellas
No sé quien dijo que la perfección en el Arte no existe. La perfección es “alcanzar las estrellas”. Grotovsky decía que un actor cuando empieza, para “alcanzar las estrellas” lo que hace es dar saltos y lo único que consigue es caerse y ensuciarse en el barro. Más adelante entiende que si quiere “alcanzar las estrellas” lo único que puede hacer es construir una escalera. Es evidente que aún así nunca va a conseguirlo, pero sí que puede llegar mucho más cerca que alguien que solo de saltos, o alguien que sólo suspira por llegar a ellas. Esta escalera es La Técnica.
Tener que decir en escena, por ejemplo, un texto de Calderón es algo imposible. Es imposible que el espectador con sólo escucharte perciba absolutamente todas las ideas, todas emociones, todas las cuestiones plasmadas en el texto. Llegar a poder hacerlo es realmente “alcanzar las estrellas”. Si lo abordamos sólo con la “emoción”, o con “intuición”, o con el talento innato lo único que estaremos haciendo es “dar saltos” y nos caeremos en el barro. Tenemos que construir una escalera, tenemos que tener una Técnica.
Y, por supuesto, es fundamental tener en cuenta que el trabajo de conseguir una Técnica nunca se acaba, porque siempre se puede estar un poco más cerca de las estrellas. Es por ello que el actor debe estar en continua búsqueda.
¿Cómo adquirir la Técnica?
La escalera para “alcanzar las estrellas” sólo la puede construir uno mismo. Uno no puede utilizar la escalera que construya otro, ni tampoco puede esperar a que alguien se la construya. Se puede observar cómo los demás lo hacen o escuchar cuando alguien te diga cómo tienes que hacerla, pero sólo la puede construir uno mismo.
El actor debe construirse su Técnica. Esta es una de las cuestiones que a los actores más les cuesta entender: en esto del Habla Escénica lo importante no es lo que se pueda enseñar, sino lo que se pueda descubrir. El actor que se limite a buscar maestros o profesores que le enseñen cómo hay que hablar en escena es un actor que alcanzará pocos resultados satisfactorios (dejando aparte, por supuesto, las cuestiones innatas, o talentos personales, o capacidades naturales, etc). Lo fundamental es que el actor entienda que lo único que le va a ser verdaderamente útil es lo que él mismo descubra; con lo cual su actitud debe ser de búsqueda constante, de entrenamiento permanente. De poco sirve que un maestro te diga, por ejemplo, que en el trabajo de la palabra es fundamental una “pericia fonética”, o un “manejo de los portadores de sentido”, o cualquier otra cuestión si uno no descubre y se convence por si mismo de la utilidad, lo beneficioso o productivo de ello. El actor debe haberlo practicado, experimentado, debe haber –después de entrenarlo- convencerse por sí mismo que es imprescindible el manejo de esa cuestión. Es triste, pero el que un maestro –por mucho prestigio que tenga- te diga, “este tema es fundamental e imprescindible” no sirve para que el actor crea convincentemente que realmente es así. Y es algo lógico, sólo uno mismo puede construirse su “escalera”.
¿Pero qué es la Técnica?
La persona que tiene una Técnica en alguna Ciencia o Arte es aquella que posee los conocimientos concretos de esa ciencia o arte, conoce el conjunto de procedimientos y recursos de que se sirve esa ciencia o arte; y tiene la pericia o habilidad para usar y manejar esos procedimientos y recursos. No se puede concebir la Técnica si falta alguna de estas dos cuestiones: conocimiento y habilidad. Lo uno sin lo otro no sirve de nada. El conocimiento se puede adquirir leyendo libros, o asitiendo a conferencias o clases con maestros. La habilidad sólo se consigue con el ejercicio, con el entrenamiento puro y duro, con la repetición infinita del ejercicio hasta que se realice sin pensar. Hasta que –como decía algún maestro- se convierta en tu naturaleza.
Saber es poder hacer
Hay que tener en cuenta que siempre se puede llegar más lejos con la teoría que con la práctica. Esto que es algo indudable e indiscutible hay que tenerlo presente, precisamente para no olvidar lo anteriormente expuesto. Hay muchas personas que con la teoría alcanzan lo imposible (las estrellas), que “saben” mucho y escriben libros sobre cómo hay que hablar en escena, muchos profesores que te dicen cuáles son tus errores, críticos que califican tu actuación, pero ellos –a pesar de lo que digan- no saben “hablar en escena”, porque no “pueden hablar en escena”, no tienen la capacidad para hacerlo, tienen los conocimientos, pero no la habilidad. Esto no es una crítica de la labor del teórico, porque la labor del teórico o del crítico (e incluso del profesor) no es “saber hacerlo”. Esa es labor del actor, para él “saber” es “poder hacer”. El actor (al contrario que el teórico o el crítico) si no lo “puede hacer” no lo “sabe”.
Cuando un maestro te dice algo (que por lo tanto es sólo teoría), no significa que ya lo “sabes”. Significa que te abre una puerta para que puedas llegar a “saberlo”. Sólo sabes lo que es el “impulso de frase” cuando lo puedes manejar; sólo sabes lo que es el “ritmo”, cuando lo puedes realizar.
La realidad a la que nos enfrentamos
Ojalá existiera el Buen Maestro. El Buen Maestro nos aporta los conocimientos teóricos; nos inyecta la inquietud y nos despierta la curiosidad (no exige ni pide, convence); nos muestra y enseña los ejercicios más útiles y eficaces; y nos sirve de referencia porque es capaz de realizar lo que predica. Con lo cual el Buen Maestro debe también tener conocimiento y habilidad; debe también tener una Técnica. El Buen Maestro es un actor experimentado y un teórico con conocimientos profundos, es en consecuencia un Sabio.
Pero la realidad nos muestra que -en esto del Habla en escena- el Buen Maestro no existe. Hay actores experimentados que nos pueden servir de referencia; ellos lo hacen pero no saben cómo lo hacen. Y hay teóricos con grandes conocimientos que nos pueden señalar el camino; ellos dicen cómo hay que hacerlo pero no saben hacerlo. Esa es la realidad de este país.
El actor debe recurrir a unos y otros para “construirse su escalera” , para adquirir su Técnica. Para adquirir los conocimientos y la habilidad. Conocimiento mediante el estudio, la lectura, las clases, la conversación, el debate. Habilidad mediante el ejercicio constante.
Cuestiones a trabajar en el Habla Escénica
En el trabajo del actor (y del arte en general) siempre hay dos fuerzas contrapuestas. Siempre se debe buscar el equilibrio. En todos las cuestiones conviven dos elementos paradójicas. Por ejemplo en el Arte todo debe estar organizado, pero ser vital: si esta muy organizado puede parecer que tiene falta de vida; y si esta muy espontáneo, con mucha vida, puede parecer desorganizado. En todos las cuestiones a trabajas nos vamos a encontrar siempre dos elementos paradójicos.
Estos son los elementos a trabajar en el Habla Escénica:
- Cuerpo
- Respiración
- Sonido
- Articulación
- Entonación
- Ritmo
- Elementos Expresivos
- Lenguaje
- Visualización
- Acción
Cuerpo
Energía pero sin tensión. El Cuerpo del actor debe ser un cuerpo con energía, ágil, disponible, libre de tensiones y con capacidad de impregnación. No podemos hablar de un cuerpo así sin hablar de la respiración.
Respiración
Al estar en una situación de absoluta exposición, aparecen los nervios, el pudor, la timidez, los miedos. Lo primero que se afecta con estas cosas es la respiración que generalmente crea tensiones. En la actuación el personaje transita por diferentes estados de ánimo, y cada estado de ánimo conlleva una alteración en la respiración. No se puede dejar la respiración a que actué como quiera, debemos desarrollarla y controlarla. Muchos profesionales dicen que “actuar es respirar”. Debemos unir el trabajo del cuerpo y de la respiración, atendiendo a la expiración, no a la inspiración. Para hablar no hay que inspirar. En la vida el aire entra sólo, si vamos por la calle y alguien nos da un susto y gritamos, no inspiramos para gritar, simplemente gritamos. El cuerpo libre se encarga de tener aire. Si nos tensamos o congestionamos es cuando el aire no entra.Sonido
El sonido es aire. Por lo tanto no se puede separar el trabajo del sonido y el trabajo con la respiración. Entra aquí, primero conseguir una “calidad del sonido”, una sonoridad mínima imprescindible; pero también, el tono, la intensidad y el timbre. Es prácticamente trabajar el sonido sin que haya una articulación (aunque sea una sola vocal).
Articulación
Hay que, por supuesto, llegar a acuerdos sobre la correcta pronunciación del castellano. Por lo tanto hay que Definir una fonética castellana estándar para la escena. Una vez hecho esto hay que corregir los rasgos fonéticos propios que colisionen con esa definición. Se deben reconocer y trabajar los órganos y puntos de articulación (lengua, dientes, labios, alvéolos, paladar). Y fonema a fonema situar su punto de articulación, distinguiendo las oclusivas, fricativas, nasales, africadas etc... Del fonema se pasa a la sílaba y de la sílaba a la palabra y de la palabra a la frase. Y finalmente desarrollar una pericia fonética. Por supuesto en el desarrollo de esa pericia no olvidar la respiración.
Entonación
Al llegar a la palabra y a la frase se entra, de forma natural en la entonación. Después de estudiar lo que es el Tono (lo hemos visto en el apartado de sonido), observamos la diferencia de las palabra entre: agudas o graves, llanas y esdrújulas. Llegamos a la frase y a estudiar la entonación en los diferentes signos de puntuación (la coma, el punto, el punto y coma, los dos puntos etc...) , y las entonaciones de las diferentes modalidades de frase (interrogativas, de orden, afirmativas, de súplica o ruego etc...). Y probar y preguntarse como hacer posible mediante la entonación las figuras del lenguaje, e incluso la acción (que veremos más adelante).
Ritmo
Una vez que hemos visto la entonación ya entramos casi en la comunicación y lo primero es el ritmo. Tenemos que ver qué es el tempo, el compás y el ritmo. Saber realizar diferentes ritmos, no solo con las manos sino con los pies y fundamentalmente con el habla.
Elementos Expresivos
Hay una serie de elementos que ayudan o definen la expresión que debemos no solo conocer sino manejar. Tales como: distancia de alocución, resultado de a quien está dirigida la frase (a uno mismo, a otro personaje, a un ser divino), y de la manera de la que quiero relacionarme con él. Portadores de sentido de los que hay que saber como privilegiar y desarrollar la capacidad de elección; la creación del texto en presente mediante los impulsos de frase; las pausas y cesuras y el tempo-ritmo; la relación entre lo fonético y lo expresivo.
Lenguaje
Hay que estudiar, conocer, y manejar el tipo de lenguaje con el que se trabaja. No es lo mismo un texto de Valle-Inclán, que uno de Lorca. No es lo mismo un texto en verso que en prosa. Cada lenguaje tiene su naturaleza que tiene que llegar a convertirse en nuestra naturaleza. Conocer las figuras del lenguaje (metáforas, metonimias, hipérboles, aliteraciones etc...) es algo muy importante. Respecto al verso, hay que estudiarlo al máximo. Conocer los diferentes tipos de verso. Se debe tratar de utilizar la estructura a favor. Para ello hay que descubrir las estructuras rítmicas del verso, y asumirlas de tal manera hasta que se conviertan en algo propio. Y conjugar (elementos paradójicos) la tiranía de la estructura, con los elementos expresivos.
Visualización
Es imprescindible desarrollar una capacidad de visualización. En la vida cuando una habla, ve lo que dice. Al decir un texto memorizado nos saltamos ese paso. Debemos entrenarnos en ver lo que decimos para que así impregne nuestro discurso.
Acción
Todo lo que se dice es para conseguir algo. La Acción verbal de una frase es simplemente las respuesta a ¿para qué digo esa frase? Pero, ¡ojo! Saber para qué digo una frase no sirve de nada si no puedo materializarlo con la palabra. Saber es poder hacer. Para poder hacer posible la acción verbal hay que no solo conocer los conceptos anteriormente señalados, hay que manejarlos de una manera muy virtuosa.
Vuelta al Principio Última actualización: martes, 09 de julio de 2013Visitantes: