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Thursday, 21 de February de 2013 Visitantes:
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Inevitabilidad de renunciar (incluido en Conversaciones con Enrique).
Nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos es de lo más errado. Por ejemplo, uno cree que tiene libertad de hacer cualquier cosa, siempre dentro de las limitaciones que uno tiene. Uno sabe que no puede saltar 8 metros de altura, pero si cree que puede ir a Mongolia, y no sabe que no puede. Estamos pues sobre una burbuja de confianza ingenua en este libre albedrío, cuando estamos más limitados en esta vida que una locomotora en una vía. Echando cuentas del número de viajes al extranjero y del número de países, es absurdo pensar que vamos a visitarlos todos; conoceremos unos pocos, y eso si somos viajeros únicamente.
Conoceremos unas pocas personas de nuestro entorno. Practicaremos unas pocas actividades cercanas o favorables. Leeremos unos pocos libros de nuestro entorno que estén de moda o de los que nos hablen.
Está claro que tenemos que renunciar a creer que podemos hacer todas esas cosas y asumir que sólo unas pocas nos son accesibles. No hay tal albedrío, ni hay tal libertad, somos un poco unos sellos de la misma serie que la gente vecina. Esto nos lleva a Decantar Refinar Harmonizar por economía, efectividad y salud en general.
Una salvedad: no hay que renunciar demasiado pronto, porque entonces no sabemos a qué renunciar y a qué no. Renunciar antes de tiempo es como renunciar a la vida, cosa grave y censurable.
Seguiremos en otro momento con más lucidez, pero recordemos:
Nunca iremos a Mongolia.
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