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El río y las arenas

Una bella historia sacada de los interesantes libros de Idries Shah, surgida en El ego del actor. Lo cuento de memoria:

Había una vez un río que quería, como todos los ríos, ir al mar. Se puso en camino y recorrió gargantas, llanos y cañadas, resolviendo problemas, aprendiendo, haciéndose más grande.

Así llegó a un gran arenal, en el que comprobó con horror, que su agua era tragada por el desierto. Se debatió entonces, indeciso, hasta que oyó la voz del viento: "Déjate llevar por mí, permite que evapore tu agua para cruzar las arenas".

El río, ante esto, se preocupó, diciéndose que si dejaba evaporar su agua, ya no sería un río: su identidad, su naturaleza, su personalidad de río quedaría destruida, que así no valía la pena.

En la duda sin embargo sintió que también, poco a poco, irremediablemente, se estaba filtrando, que desaparecía. Desesperado, al fin, le dijo al viento que aceptaba su ofrecimiento.

Tomó amorosamente el viento el agua del río, convirtiéndose en una nube preñada de vapor y corrió sobre el desierto por algún tiempo. Al fin llegó a una bella y feraz pradera. Allí llovió el agua, que formó otra vez un río, un río que ya sí caminó, fluyó hasta el mar. El río había cumplido su ciclo.

 


Vuelta al Principio   Última actualización:  Thursday, 21 de February de 2013   Visitantes: contador de visitas