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Danza del velo

Había una danza que yo siempre desdeñé porque parecía un adorno trivial de la belly dance, la danza del velo. Cosa ligera y femenil, me decía; pero el otro día haciéndola con cuidado (con el tiempo hemos perdido gran parte de nuestra suficiencia) percibí más.

Percibí mirando al velo, que estaba cerca del suelo, unas ondulaciones lentamente cambiantes, evolucionantes. Era algo vivo, que pulsaba, que fluía...Era el Aire, invisible habitualmente, pero revelado ahora por el velo, que lo aprisionaba y lo hacía perceptible para mí.

Percibí pues que no se bailaba con el velo, sino con... ¡el aire!. Entonces cambió mi relación con el velo y su danza.

El velo sería así como un enlace indispensable entre el Aire y yo, un puente necesario de comunicación. Me recordaba esa fuerza neutralizante, tercera entre la positiva y negativa, de la que habla Gurdieff en su Ley de Tres. La fuerza que hace posible la confrontación entre las otras dos, y genera nuevas ocurrencias y nuevas situaciones.

Una cosa que me recuerda Tamsin, experta en esa danza, es que no se puede forzar el movimiento del velo: en efecto, así lo he experimentado, hay que respetar su idiosincrasia ‒su naturaleza tenue y huída, pues de otro modo se niega a evolucionar y se desploma, como una protesta contra la violencia que se le hace. Así se reconoce al velo y así se conoce uno mismo.

Es decir, hace falta sutileza, concentración, respeto y ductilidad para conseguir que el velo vuele. Entonces es un pájaro que se lanza. Sin todo ello es un trapo muerto.

También recuerdo a ese respecto que Bacon decía que 'para gobernar a la naturaleza, primero hay que obedecerla'.

Todo lo anterior apunta a que, en esta danza, el velo no es un chal, una prenda de ornato para la figura. Es lo anterior y muchas más cosas que seguramente se va comprendiendo a medida que se danza.

Por cierto nótese que todo lo dicho nace de una experiencia y no al revés.

En fin, que me acerqué a Tamsin y le dije con algo de vergüenza: 'Nunca pensé que yo diría esto, pero... quisiera comprar un velo'.

Y aquí está, junto a mí, con su color de oro viejo, precisamente el viejo velo que me reveló su secreto.

 


Vuelta al Principio     Última actualización:  viernes, 18 de septiembre de 2015    Visitantes: contador de visitas