Comas otra vez
En cuanto a los escritos, han
mejorado, pero todavía quedan problemas importantes; como las comas ¡ah, las
comas! esas autoritarias e indispensables señales de tráfico que separan
parajes ajenos aunque contiguos. Que constituyen regiones diferenciadas, y a
la vez las unen y juntan, amorosamente.
Esas importantes señoras todavía
se te resisten. Y es porque todavía no organizas tus ideas con claridad
al escribir. Y luego, al corregir, tampoco, porque no concibes la frase
completa en su unidad. En cualquier escrito hay que dejar muy claro a
qué unidad (sintagma) pertenece cada palabra, sea cuál sea el estilo,
informalidad o vaguedad aparentes del texto. Y la coma es el separador
sintáctico de más bajo nivel, o sea, el más sutil. Con la complicación,
además, de que separa unidades de nivel variable.
Hay varios tipos: la de enumerar,
la de insertar, como paréntesis, la de añadir o glosar, la temática, que
agrupa todo un supersujeto, el tema, para concluir en un predicado, todo
en formato bimembre.
O sea que tienes una tarea importante, escritor: comprender tu lengua. Y otra, complementaria: comprenderte a ti.