Alquimia
Ya sabemos de esta anticuada forma de química llena de símbolos y creencias raras. Incluso se reconoce como precursora de la 'verdadera'.
No es sin embargo tan conocida su función como actividad esotérica, como metáfora de la trasformación (para mejor) del ser humano.
Este acercamiento se produce en las páginas Stages of improvement y vecinas.
Lo interesante es, según parece, que los alquímicos, perseguidos por las religiones oficiales consiguieron hablar de espiritualidad mediante términos químicos. Y toda reacción química descrita, con propiedad, funcionando, tenía su correlato en los dominios místico-religiosos.
El hablar en clave, pues, es cosa antigua.
Pero hay una pequeña alquimia, una alquimia casera, la cual, al trasformar la realidad, deviene casi mágica. Pero es muy sencilla.
Consiste simplemente en rechazar o al menos dudar de las realidades consagradas por los nombres.
Por ejemplo, se estropea la leche. La tiro. Pues no, porque la leche simplemente se ha transformado en otro lácteo, como requesón, yogurt, queso, cuajada, kefir... o una mezcla de ellos, vaya usté a saber. En todo caso se trata de probarlo y decidir sobre su sabor. De esa sencilla manera, no se pierde el producto, no hay fracaso ni desperdicio, y hay novedad, quizá descubrimiento. ¿Fácil, no?
Otro caso: me equivoco de carretera, pierdo el autobús, o tomo el que no es. ¿Fracaso? No, oportunidad para visitar lugares nuevos, es decir, lo que hace un turista con alto gasto y preparación.
Y así sucesivamente. Cualquier camino o senda diferente de la habitual nos propone un pequeño viaje que pone a prueba nuestra frescura y nos saca de lo trillado y sabido ‒enemigos de la vida. Pues muy bien,
Y esta es la pequeña alquimia que les proponemos.
Aunque después recuerdo que el refrán popular se pronuncia de manera similar: 'No hay mal que por bien no venga'.
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actualización:
viernes, 18 de septiembre de 2015
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