Lamentationes Jeremiae Prophetae
Lectio III, Sabbato Sancto.
Incipit Oratio Jeremiae Prophetae
Recordare, Domine, quid acciderit nobis:
intuere et respice opprobrium nostrum.
(Lamentations 5:1)
Haereditas nostra versa est ad alienos,
domus nostrae ad extraneos.
(Lamentations 5:2)
Pupilli facti sumus absque patre,
matres nostrae quasi viduae.
(Lamentations 5:3)
Aquam nostram pecunia bibimus;
ligna nostra pretio comparavimus.
(Lamentations 5:4)
Cervicibus nostris minabamur,
lassis non dabatur requies.
(Lamentations 5:5)
Jerusalem convertere ad Dominum Deum tuum.
(Hosca 14:1)
Comienzo de la Oración de Jeremías Profeta.
Recuerda, Señor, lo que nos ha pasado;
mira y fíjate en nuestras afrentas.
Nuestra heredad ha pasado a los bárbaros;
nuestra casa, a extranjeros;
hemos quedado huérfanos de padre
y nuestras madres han quedado viudas.
Tenemos que comprar el agua que bebemos
y pagar la leña que nos llevamos.
Nos empujan con un yugo al cuello,
nos fatigan sin darnos descanso.
Ici commencent les Lamentations du prophète Jérémie.
Souviens-toi, Seigneur, de ce qui nous est arrivé;
regarde et vois notre opprobre.
Notre héritage a passé à des étrangers,
notre maison à des inconnus.
Nous sommes orphelins et san père;
nos mères sont comme des veuves.
Nous buvons notre eau à prix d'argent;
nous devons payer notre bois.
Le joug sur le cou, nous sommes persécutés;
nous sommes épuisés, nous n'avons aucun repos.
Ô Jérusalem, reviens vers le Seigneur ton Dieu.
Here begin the Lamentations of the prophet Jeremiah.
Remember, O Lord, what is come upon us;
consider, and behold our reproach.
Our inheritance is turned to strangers,
our houses to aliens.
We are orphans and fatherless;
our mothers are as widows.
We have drunken our water for money;
our wood is sold to us.
Our necks are under persecution;
we lbour and have no rest.
O Jerusalem, return to the Lord your God.
Performers: Nordic Voices
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Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador,
porque ha mirado
la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso, cuyo nombre es santo,
ha hecho grandes obras en mí.
Y su
misericordia
llega a sus fieles.
Con su brazo dispersó
a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, al hijo y al Espíritu Santo
como era en un principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
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