Vea Manuale choricanum II.Afinacion.
Vuelta al Principio Última actualización: lunes, 19 de febrero de 2018 Visitantes:
Esta página está en construcción: perdonen los errores y te
líbrame en tu justicia.
Inclina a mí tu oído;
apresúrate a librarme.
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;
porque tú eres mi risco y mi castillo;
por tu Nombre me guiarás y me encaminarás.
Me sacarás de la red que han escondido para mí,
pues tú eres mi refugio.
En tu mano encomiendo mi espíritu;
tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.
Aborrezco a los que se adhieren a ídolos inútiles,
y pongo mi confianza en el Señor.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia;
porque has visto mi aflicción;
conoces la angustia de mi vida.
No me entregaste en mano del enemigo;
pusiste mis pies en lugar espacioso.
Ten misericordia de mí, oh Señor, que estoy en angustia; se
han consumido de tristeza mis ojos,
mi garganta también y mi vientre;
Porque mi vida se va gastando de dolor,
y mis años de suspirar;
se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción,
y mis huesos se han consumido.
De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos mucho
más,
y pavor a mis conocidos;
los que me ven fuera huyen de mí.
He sido olvidado como un muerto, desechado
de toda memoria;
he venido a ser como un vaso quebrado.
Porque he oído el cuchicheo de muchos;
"por todos lados hay miedo";
consultan juntos contra mí;
conspiran para quitarme la vida.
Mas yo en ti confío, oh Señor;
dije: "Tú eres mi Dios.
En tu mano está mi destino;
líbrame de la mano de mis enemigos,
y de mis perseguidores.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
sálvame por tu misericordia".
No sea yo avergonzado, oh Señor, ya que te he invocado; sean
avergonzados los malvados;
estén mudos en el sepulcro.
Enmudezcan los labios mentirosos,
que hablan insolencias contra el justo,
con soberbia y menosprecio.
¡Cuán grande es tu bondad, oh Señor!
que has guardado para los que te temen;
que has mostrado, delante de todos,
a los que confían en ti.
En lo secreto de tu presencia los escondes
de cuantos los calumnian;
los resguardas en tu abrigo de la querella de lenguas.
¡Bendito sea el Señor!
me ha demostrado la maravilla de su amor
en ciudad sitiada.
Decía yo en mi desmayo,
"Cortado soy de delante de tus ojos",
pero tú oíste la voz de mis ruegos,
cuando a ti clamaba.
Amen al Señor, todos ustedes que le adoran;
a los fieles guarda el Señor,
y castiga con creces a los que obran con soberbia.
Fortalézcanse los que esperan en el Señor,
y tome su corazón aliento
líbrame en tu justicia.
Inclina a mí tu oído;
apresúrate a librarme.
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;
porque tú eres mi risco y mi castillo;
por tu Nombre me guiarás y me encaminarás.
Me sacarás de la red que han escondido para mí,
pues tú eres mi refugio.
En tu mano encomiendo mi espíritu;
tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.
Aborrezco a los que se adhieren a ídolos inútiles,
y pongo mi confianza en el Señor.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia;
porque has visto mi aflicción;
conoces la angustia de mi vida.
No me entregaste en mano del enemigo;
pusiste mis pies en lugar espacioso.
Ten misericordia de mí, oh Señor, que estoy en angustia; se
han consumido de tristeza mis ojos,
mi garganta también y mi vientre;
Porque mi vida se va gastando de dolor,
y mis años de suspirar;
se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción,
y mis huesos se han consumido.
De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos mucho
más,
y pavor a mis conocidos;
los que me ven fuera huyen de mí.
He sido olvidado como un muerto, desechado
de toda memoria;
he venido a ser como un vaso quebrado.
Porque he oído el cuchicheo de muchos;
"por todos lados hay miedo";
consultan juntos contra mí;
conspiran para quitarme la vida.
Mas yo en ti confío, oh Señor;
dije: "Tú eres mi Dios.
En tu mano está mi destino;
líbrame de la mano de mis enemigos,
y de mis perseguidores.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
sálvame por tu misericordia".
No sea yo avergonzado, oh Señor, ya que te he invocado; sean
avergonzados los malvados;
estén mudos en el sepulcro.
Enmudezcan los labios mentirosos,
que hablan insolencias contra el justo,
con soberbia y menosprecio.
¡Cuán grande es tu bondad, oh Señor!
que has guardado para los que te temen;
que has mostrado, delante de todos,
a los que confían en ti.
En lo secreto de tu presencia los escondes
de cuantos los calumnian;
los resguardas en tu abrigo de la querella de lenguas.
¡Bendito sea el Señor!
me ha demostrado la maravilla de su amor
en ciudad sitiada.
Decía yo en mi desmayo,
"Cortado soy de delante de tus ojos",
pero tú oíste la voz de mis ruegos,
cuando a ti clamaba.
Amen al Señor, todos ustedes que le adoran;
a los fieles guarda el Señor,
y castiga con creces a los que obran con soberbia.
Fortalézcanse los que esperan en el Señor,
y tome su corazón aliento
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