Hay una concepción de coro como un grupo de cantantes que no saben nada, dirigidas por un director/a que lo sabe todo. En ella la información viene solo de arriba abajo, y las preguntas o dudas son mal recibidas. La dirección las toma como atentados a su autoridad absoluta y a su pretendido conocimiento total. Podemos llamar a los coros que la comparten ‘coros acantilado’.
Y hay otra que contempla un grupo de cantantes que saben 'algo', dirigidos por una persona que sabe 'bastante'. Es decir, es el líder natural del grupo. En estos coros la información va de arriba abajo, como antes, pero también de abajo arriba, en menor cantidad, pero contribuyendo al conocimiento general y generando confianza. Una autopista de dos direcciones. La información desde abajo es bien recibida por la dirección, que no duda de sí misma. Tiene este modelo la ventaja de aprovechar los conocimientos y experiencias de los coreutas, no sólo los del director/a. Estimula a los coreutas a saber más, a conocer más. La dirección, a su vez, se vuelve más cuidadosa en lo que dirige, porque sabe que se la observa, comprende y juzga. Podemos llamar a estos coros ‘coros colina’, por la pendiente suave entre cima y valle. Omitimos aquí el ‘coro llano’, siempre posible.
La primera concepción parece ser la que ha regido todo el panorama musical hasta hace poco y todavía sigue potente.
La segunda es la de muchos otros, y la nuestra propia.
Vuelta al Principio Última actualización: sábado, 23 de febrero de 2019 Visitantes: