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Bobomundo.
Renglones y versos
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A la hora de
escribir y leer los versos conviene atender a cómo se reparten en renglones o líneas.
según su longitud medida en sílabas: un verso corto cabe en un renglón, uno
más largo en dos, situando la segunda mitad más a la derecha, o sea sangrándolo.
Podemos tomar como ejemplo de ambos el Tetrámetro trocaico cataléctico (TeTc),
de ocho marcas, y el trímetro yámbico (TrY), de seis marcas en dos mitades de
tamaño igual --en sílabas. Más abajo tenemos el primer metro, con el texto que
abre la obra: 'Ya está aquí,\ cuidado\Vamos.../' (signo '\' indica cambio
de personaje, '/' cambio de verso)
Estas mitades reciben en otras métricas el
nombre alusivo de hemistiquios, y aparecen cuando el numero de silabas del
versos se hace largo al oído y requiere un descanso del ritmo para percibir y
almacenar el verso completo. Por ejemplo
nuestro verso endecasílabo, de 11 sílabas se dice y oye de una vez, pero el
alejandrino, de 12-14, ya usa la cesura, una pequeñas pausa entre ambos
hemistiquios.
Claro que estas
divisiones dependen de las anchuras de la letras (tipos) y de las paginas.
Todas estas medidas las tomamos como naturales, pero siempre han sido el
resultado del trabajo del tipógrafo, encaminado a facilitar la lectura con su
ritmo. Y no con la sintaxis, porque esta no sigue el verso, como así ocurre en los
frecuentes encabalgamientos, casi siempre buscados por el autor. Pero el verso,
los versos cada uno en una línea, es una prerrogativa del versificador. El
tipógrafo hace visible --y audible-- esas líneas
La cosa se complica si hay
versos dialogados en los que, como ocurre en el Bobo, hay que preceder cada
intervención con el nombre del personaje que la emite. Aunque sea un nombre
abreviado, se complica la anchura en letras de la línea o hemistiquio,
precisando el verso renglones adicionales, que complican la lectura versal. Así
se observa en la figura. En ella se encuentras hemistiquios de cuatro troqueos,
uno a la izquierda, otro a la derecha, conformando ambos un Tetrámetro Trocaico,
que comprende 8 de esos troqueos (el metro trocaico en la Grecia antigua
constaba de 2 pies). En nuestra notación..\Sonidos ,
marcamos la sílaba marcada del pie con un punto gordo bajo ella.
Una consecuencia del estas intervenciones de distinto personaje es la necesidad de elegir si se
hace una silaba o dos, cuando acaba la primera en vocal y empieza el siguiente
con vocal también, Se trata por tanto de hacer sinalefa, por ejemplo, o no. Porque
aunque parezca raro es posible hacerla o simularla. Todo esto remite a la
métrica de estas líneas compartidas. La decisión depende del número de marcas
del metro (8, en el tetrámetro, 6, en el trímetro).